28 | Teenage Dream

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16 de mayo, 2016


Jungkook tomó asiento, mirando todo el lugar sin reconocer la cafetería dónde se encontraba.

"Gracias" musita a Taehyung por lo bajo.

El chico dejó la silla que había apartado para su pequeño novio y rodeó la mesa corriendo, sentándose frente a él. La radiante sonrisa que adornaba su rostro no tenía precio.

"¿Qué quieres ordenar?" le extendió el menú, Jungkook lo recibió complacido.

Leyó el menú perdiéndose entre los hanguls impresos.

"Ah, no lo sé. Lo mismo que tú"

Taehyung se rió.

"¿En serio quieres té de ananá y menta con una porción de pastel de maracuyá y manzanas verdes?" el castaño alzó la ceja. El gesto de asco en el rostro de su novio lo hizo reír a carcajadas.

"Mejor no"

Jungkook volvió a bajar la vista al menu, pero en su proceso de llevar los ojos desde el rostro del mayor hasta la lista de postre y bebidas escritas en la carta, notó a lo lejos dos manos largas moviéndose intentando buscar su atención. Alzó la vista, deseando que se tratara de algún fantasma.

Pero no, su guía era quien movía los brazos frenéticamente señalando el baño.

"Tae" miró a su novio levantar la vista. "Voy al baño, ya vuelvo"

Se paró de la silla, dejando al mayor detrás suyo y siguió la estela invisible que dejó su guía camino al baño. Cruzando la puerta de madera se encontraba el pelinegro vestido de blanco en medio del lugar, entre los cubículos y los lavados, de brazos cruzados y todo su peso distribuido en una sola pierna.

"Perdón que me queje, pero ¿Podríamos tener otro lugar de reunión que no sea el maldito baño?" chilló Seokjin.

Antes de contestar, Jungkook se agachó hasta una altura donde podía ver debajo de las puertas de los cubículos individuales y recorrió con la mirada toda la fila hasta el final, asegurándose de que nadie lo encuentre en aquel baño y lo escuche hablar sólo como un psicótico.

Miró a su guía.

"Discúlpame, me olvidé de alquilar una oficina en el centro para organizar ahí nuestras estrategias, ¿o prefieres una guarida secreta?"

Seokjin pareció pensárselo por un momento.

"¿Podemos tener un mayordomo y llamarlo Sebastián?"

Jungkook lo miró mal.

"¡Concéntrate! Estoy a un paso de tener un aneurisma y tú te estás preocupando por dónde nos reunimos"

El guía rodó los ojos poniendo su característica cara de fastidio.

"¿Qué pasó?" volvió a la seriedad que requería la situación. "¿Por qué no avanzas?"

"No puedo" admitió Jungkook negando ligeramente con la cabeza. "No puedo terminar con él"

Seokjin lo tomó por los hombros, con firmeza tratando de hacerle entender que no estaba jugando, no con esto.

"Jungkook, tienes que hacerlo. Es lo único que nos queda"

El menor bajo la mirada no pudiendo sostenerse ante los acusadores ojos del mayor.

No él, no podía hacer aquello.

Por un demonio, se trataba de Taehyung; la persona que, sin tener un anillo ni haber firmado en ningún lado, a través de un acuerdo tácito, había prometido estar siempre a su lado.

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