▪24▪

963 165 94
                                    

Le sorprendió.

Le sorprendió ver aquel leve sonrojo sobre las mejillas de la presidenta.

Y Yuqi no estaba mejor que ella en realidad, solo que de agregado se encontraba tensa y muerta de nervios sobre sus pies.

El silencio estaba más que presente entre ambas chicas, ni siquiera los bulliciosos pasillos se habían atrevido a hacer sonido alguno.

Yuqi sintió su corazón a punto de salir por su pecho, pero a la vez un pequeño dolor apretar su corazoncito.

La presidenta y ella no eran nada, de ser compañeras de banco habían pasado a desconocidas. Y la de rulos seguía dolida por eso. No quería permanecer allí.

Um..yo, me tengo que ir a almorzar─titubeó al excusarse cabizbaja la china─Si no hay nada que necesites, entonces yo..

La presidenta se levantó de golpe de su asiento. Haciendo que la silla y el escritorio soltaran unos estruendosos ruidosos por la brusquedad.

Yuqi levantó la mirada, la cual se dirigió en un parpadeo hacia la mayor.

Su mirada cambió a preocupada, ella nunca se había comportado de esa manera.

Y eso provocó un cosquilleo en el corazón de la coreana.

Soyeon tomó sus cosas y comenzó a bajar a paso algo seguro por los pasillos, hasta dar con el lugar donde se encontraba la china.

Y sin más temor que le ganara, estiró temblorosa sus pequeñas manos entre los agujeros de los brazos de Yuqi. Agarrándose con sus manitas de la espalda de la china y abrazandola.

A Yuqi se le detuvo el tiempo y el corazón. No podía creerlo siquiera. Era un sueño aquello.

No sé habían dirigido ni la mirada por días.

Sintió como Soyeon, con su pequeña altura, escondió su cabeza en su cuello.

La cara de la china no podía arder más, pero sobretodo, no podía aguantar sus lágrimas.

La había extrañado como nunca, no había sido ni una semana, parecía exagerado; pero para la de rulos aquella muchacha de poca habla lo era todo.

Se había acostumbrado a que la escuchara, a que la acompañara y estuviera siempre junto a ella. Incluso sin sus palabras, Yuqi sentía a Soyeon cerca siempre.

Por lo que la envolvió con sus brazos y la abrazó con fuerza, buscando brindarle contención y calmar su propio llanto.

¿Le decía? ¿Se lo decía o se lo quedaba?

El corazón de Yuqi estaba hecho un desastre, combinado de cosquilleos y pulso acelerado. Pero con llanto y angustia siendo liberados a la vez.

Te extrañé So─lloró la más alta.

A Soyeon le partió el alma escucharla decir aquello tan angustiada.

Yuqi sintió como su llanto aumentó al sentir como la presidenta asentía con la cabeza y la abrazaba con mayor fuerza.

Not Even Close「SoqiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora