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Suspiró, estresada y sin ánimos al sentarse en aquel otro banco.

No le gustaba para nada nisiquiera, hasta se sentía raro mirar la pizarra desde otro lado que no fuera junto a Soyeon.

Mierda, le habían empezado a dar ganas de llorar.

¿Song Yuqi, verdad?─la interrumpió una voz femenina aguda y particular, distrayendola por completo.

¿Yo?─preguntó saliendo de sus pensamientos─A-Ah, si, ese es mi nombre.

La chica le sonrió sumamente contenta.

Un gusto─le extendió la mano─Soy Lee Yeoreum, pero dime Yeoreum.

Yuqi la miró extrañada, pensó que todas las personas en el aula la odiaban.

¿Al parecer no?

Estiró su mano y tomó la contraria para apretarla, a lo que la muchacha rió divertida.

A Soyeon le hervía la sangre mirando aquella escena.

¿Que es tan gracioso?─preguntó confundida la de rulos.

─le respondió risueña─Te he visto varias veces, eres toda un payaso.

Yuqi se sintió avergonzada, era verdad lo que decía pero no solía percatarse de que actuaba tan explosiva frente al resto de las personas que la vieran.

Continuaron charlando cada tanto mientras prestaban atención a la clase.

Se agradaban mutuamente, por lo que entraron en confianza y comodidad bastante rápido.

A alguien no le gustaba para nada aquello.

Tocó el timbre dando por terminado aquellas clases y abriendo paso a la hora del almuerzo.

Yuqi se levantó para ir hasta la cafetería para encontrarse con sus amigas como todos los días.

Soyeon se puso de pie rápidamente también y comenzó a caminar hacía la dirección de la muchacha de rulos.

Estaba por acercarse cuando una sonriente muchacha entrelazó su brazo con el de la china.

¿Vas a la cafetería verdad?─preguntó Yeoreum divertida─¿Puedo comer con ustedes?

¡Claro que sí!─le sonrió la de rulos─Quiero que mis amigas te conozcan.

Que suerte, porque yo a ellas─rió.

Y ambas se encaminaron mientras hablaban de cosas triviales y se daban algún que otro reto intentando pegarle a la contraria.

Fueron por el pasillo, pero la china dirigió su mirada hacia atrás mientras caminaban por un segundo, con la esperanza de encontrarse con la presidenta viéndola.

En su interior quería verla preocupada, quería que le demostrara que le importaba.

Pero en cambio, se llevó una ingrata sorpresa que la hizo sentir peor que nunca.

Sus ojos divisaron a Soojin, parada a mitad del pasillo junto a la puerta de su aula.

Llevando una caja de pollo frito en su mano izquierda, y su celular en la derecha como si fuera a avisarle a alguien que ya estaba allí.

Una caja muy grande para que se lo comiera una sola persona.

Pero peor que eso, una caja muy grande para solo dos personas.

La rubia la miraba con decepción en sus ojos.

Y cortó contacto, adentrándose en aquel aula que nisiquiera le pertenecía.

Not Even Close「SoqiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora