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Las tres chicas se dirigían a su clase, después de todo apenas había pasado el almuerzo; todavía les quedaban un par de clases más.

Por más ilógico que sonara, Soyeon quien prácticamente era de hielo y soltaba palabras sólo cuando era necesario o hacía autoridades; estaba en la misma carrera que la amigable Yuqi, Humanidades y Comunicación.

Shuhua estaba en el departamento de actuación junto con Minnie, pero la tailandesa al ser mayor estaba en años superiores.

Al llegar a la puerta del aula de la de rulos, la más cercana a la cafetería, las tres muchachas se despidieron y dirigieron a sus respectivas clases.

Yuqi se adentró en el aula y vio que aún estaba prácticamente vacío, a decir verdad era temprano, pero las chicas como venían caminando y hablando no se habían percatado.

Pero había una sola persona en la clase, que incluso ya estaba sentada.

Era la mismísima Jeon Soyeon.

Ubicada en su trono de hierro, ya que nadie se atrevía ni por asomo a quitarle el asiento, en el anteúltimo banco de la segunda fila del medio.

La morocha de pelo oscuro estaba concentrada leyendo algo en su pupitre con su usual mirada seria.

La china miró el reloj de la pared y merodeó un poco la mirada por el aula mientras comenzaba a dar pasos por los pequeños pasillos entre los bancos de la clase.

Subió hasta el anteultimo banco de forma disimulada, aunque la contraria no se había gastado en prestarle ni un solo segundo de atención.

Yuqi dió un pequeño golpe sobre el pupitre vacío que se encontraba junto al de la presidenta.

No se inmutó.

Soyeon no dio respuesta alguna y en cambio volteó de página el libro para seguir leyendo.

La china volvió a golpetear el banco suavemente, parecía ser verdad que no hablaba con absolutamente nadie an menos que fuera necesario o fuera alguien inteligente.

Probablemente ni sabe quién soy─pensó Yuqi.

Pero tomada por sorpresa en medio de sus pensamientos, la presidenta levantó la mirada.

La de rulos sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al toparse con sus ojos.

Soyeon tenía la mirada fija en la china ahora, haciendo que la piel de la china se erizara de lo amenazante que era.

Tragó saliva y juntó valor.

¿Puedo sentarme aquí?

Ambas se quedaron mirando por unos minutos en pleno silencio.

Yuqi ahora no sabía que estaba pasando, pero por alguna razón sentía que no necesitaba pasar nada en realidad.

La presidenta volvió a clavar su mirada en el libro, restandole importancia de forma inmediata a la pregunta de la china.

No me dijiste que no, así que tomaré eso como un si─dijo con una sonrisa la de rulos mientras comenzaba a acomodar sus cosas en el asiento.



Not Even Close「SoqiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora