▪5▪

907 153 32
                                    

Lamento que hayas tenido que escuchar todo eso─habló Yuqi rompiendo el silencio.

Soyeon no dio respuesta.

Tranquila, no creo que tengas mala personalidad─continuó de nuevo la china─También sé que no me contestaras, pero tal vez simplemente eres así o no quieres, por lo que simplemente hablo y te cuento lo que me gustaría que sepas.

La de rulos le regaló una sonrisa a la amenazante morocha y luego salió del baño al finalizar para dejarla en paz.

Yuqi no tenía intención de traspasar límites de forma brusca ni molestarla, quería acercarse a ella y darle apoyo por lo que tenía muy en cuenta sus espacios y la respetaba.

Al mirar la hora, ya no era temprano, y sus clases comenzarían en unos 15 minutos; hora perfecta para ir al aula.

Trotó por los pasillos regalando sonrisas y saludos a los que conocía.

Llegó a su aula, la cual estaba ahora bastante llena y animada por la hora, y fue hasta su nuevo asiento en el banco de la presidenta.

Quien como si del rey de Roma se hablara, se hizo presente por la puerta de la clase y se dirigió hasta su asiento por el otro pasillo. Se sentó sin darle importancia alguna a la china que nuevamente se encontraba a su lado.

El profesor llegó y comenzó a dar clases, de vuelta mirando cada tanto extrañado al par de alumnas que eran totalmente opuestas.

Entre una de sus tantas explicaciones, Yuqi ya algo aburrida debido a que se trataba de un tema que habían visto anteriormente, se acomodó con la cabeza hacia atrás en su silla mientras soltaba un bufido.

Cosa que solía hacer a menudo que se encontraba aburrida, después de todo por más desordenada que fuera, decían que era una genio ya que entendía todo y tenía muy buenas calificaciones de igual manera.

De repente sintió una mano tirar de la tela de su pantalón.

No podía ser.

Yuqi volteó la cabeza hacia adelante en el destello de un segundo.

Llegaba a reaccionar mal o de forma muy obvia y sus compañeros se darían cuenta al segundo.

Se quedó mirando al frente, asegurándose de que realmente estuviera pasando eso que pensaba que estaba sucediendo.

Miro hacia su cuaderno, bajando la mirada.

Y se topó con lo que no podía creer.

La mano de la presidenta sujetandose de la tela de su pantalón.

Una creciente emoción y felicidad junto con sorpresa comenzaba a desbordar dentro de la china que aparentaba tranquila.

¿Debía tomar su mano? ¿Y si eso le llegaba a molestar?

Era el primer contacto que tenía con Soyeon, no lo quería echar a perder para nada.

Se quedaron unos segundos así.

La mano de la morocha dejó de tensar la tela del pantalón de la de rulos al soltarla.

Yuqi estaba tan confundida como extremadamente satisfecha y contenta.

El resto de la clase continuó normal, aunque la enorme sonrisa en el rostro de la china duró por el resto del día.

Not Even Close「SoqiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora