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Las semanas habían pasado, pero los problemas no desaparecían tan fácilmente.

Los profesores cada vez miraban peor a la china, quien se pegaba cada día más a la presidenta.

Había comenzado a acompañarla y ayudarla con cosas del consejo cada vez que se le daba la oportunidad.

Por lo que muchos varias veces se topaban con Song Yuqi cargando pilas de papeles junto a la fría y ejemplar Jeon Soyeon.

Los bullicios y susurros aumentaban con los días.

Shuhua vivía asesinando con la mirada a quien sea que se cruzaran por los pasillos cuando iban las tres extranjeras juntas por los mismos.

Cualquier susurro, mala cara, o comentario, y la pelinegra más chica los miraba como advertencia de que les partiría la cara si continuaban con aquello.

Bueno, me voy para mi aula─les sonrió Yuqi a sus dos amigas mientras se despedía.

Ambas asintieron.

Pero Yuqs, recuerda─le habló la pelinegra.

Sí, sí, tendré cuidado─respondió en tono burlón la de rulos.

Cualquier cosa nos mandas un mensaje o nos llamas─comentó ahora la tailandesa.

Sí mamá─le sonrió la china antes de encaminarse cada una por su lado.

Llegando al aula, la de rulos no pudo evitar una sonrisa al encontrarse con su muchacha favorita ya sentada en el banco.

¡So!─gritó entusiasmada mientras corría hasta su pupitre─¡A que no sabes que me pasó ayer!

Y así transcurrían los días, con la menor contándole todo lo que le sucedía a la presidenta.

Su relación había mejorado bastante, Soyeon asentía a lo que la china decía cada tanto y a veces incluso se le había escapado alguna que otra leve sonrisa en respuesta.

Yuqi se encontraba en el cielo, y eso que todavía no había escuchado su voz.

Y Soyeon no hablaba, por más extraño que pareciera.

La alumna ejemplar incluso salía sin siquiera dar aviso del aula, ya que los profesores confiaban plenamente en ella y sabían que se trataba de alguna reunión de consejo o algún encargo.

Y por ende, nadie de todo el departamento ni edificio, la molestaba a la presidenta con que hablase.

Hacia todo bien, no tenían nada que reclamarle o con lo que quejarse.

Pero a los profesores del lugar, les empezaba a preocupar o molestar con demasiado desagrado la presencia de cierta china disparate a su lado.

Los alumnos parecían descontentos también, por lo que tarde o temprano; algún profesor diría algo al respecto.

Y fue así, en aquella clase en la que le habían dicho anteriormente que fuera con cuidado sus dos amigas, que comenzaron los verdaderos problemas.

Song─la llamó el profesor.

¿Sí?─sonrió atenta la china.

Ve a sentarte junto a Lee─le ordenó con simpleza y algo de disgusto oculto el profesor─Te quiero en primera fila.

Y sin más comenzó con la clase, dándole cero oportunidad de responder algo al respecto a la de rulos.

La sonrisa de Yuqi desapareció al mismo segundo que escuchó sus palabras.

Parecía como si su alma se había apagado y hubiera dejado su cuerpo.

Tomó sus cosas sin ánimo alguno, no quiso verle a la cara a la presidenta.

Le dejó uno de sus lápices favoritos sobre su escritorio, y se dirigió a la fila del frente de todo.

Lo que Yuqi no sabía, era que Soyeon se encontraba con la cara más seria que nunca se le había visto.

La presidenta asesinaba con la mirada y con todo el odio del mundo al profesor.


Not Even Close「SoqiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora