Capítulo 24

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Narra Gill

Toco la puerta de la casa de James, sé que está ahí, ya que hoy no trabaja. Poco después me abre la puerta sobándose los ojos como si recién se hubiese levantado de un plácido sueño del que seguro, quería ver el final.

—Ho-hola, James. —Saludo amablemente con la mano.

—Hola, Gill ¿Qué te trae por aquí? —Saluda amablemente.

—Venía para hablarte sobre un asunto importante, espero que estés libre porque no va ser una charla corta.

—Primero que nada, ¿De qué se trata?

—Ya verás. —Le sonrío a ojos cerrados. —Ahora, ¿Me dejas pasar?

Se aparta para dejarme pasar a su sala y sentarme en su sofá, también me ofrece un vaso de agua o lo que sea que quiera tomar, pero le digo que estoy bien, si después se me antoja se lo haría saber.

—Bien, ¿Y de qué se trata? —Pregunta ante un pequeño silencio que se produjo en cuanto nos sentamos.

Él lo hizo en el sillón que está en frente del televisor y yo lo hice en el otro que está al lado de la pequeña mesa.

—Voy a ir al punto y sin rodeos. Vamos a salir de ésta ciudad y nos vamos a vivir a otro lugar en el que podamos ser felices juntos.

James se queda atónito por lo que acababa de decir, se nota en su cara que todavía no se lo creo que es una broma de mal gusto.

—No creo que nos vayamos a ir de la cuidad así sin más ¡Es una locura!

—Sí, sé lo que estás pensando. Pero escúchame primero. En todo el tiempo que no te he hablado ni llamado, fue porque estaba ocupada creando el plan para poder irnos a vivir juntos y sin que nadie nos moleste. Tanto así que por donde lo mires, no habrá fallos.

Me mira incrédulo por unos momentos, pero luego me mira a los ojos y me dice que le diga de qué va mi plan.

—Primero que nada, esto lo haremos este viernes a las dos de la mañana, debes ser muy puntual en venir, tienes que estar aquí con tus cosas listas.

—A ver, a ver, a ver, ¿Por qué a esa hora? —Interrumpe.

—Porque a esa hora mi padre está profundamente dormido.

—¿Qué tal si se levanta para ir al baño? Ya sabes que para esas cosas no hay un horario específico.

—Lo sé, pero por eso me aseguraré que no tome mucha agua ni ingiera demasiada comida. Tampoco lo hace porque no le gusta levantarse para ir al baño, prefiere hacerlo en la mañana.

—Ok pero…ya, imaginemos que tu plan salió bien, a pesar que no me lo contaste completo y te faltan muchos detalles. La pregunta es: ¿Qué pasará cuando se dé cuenta que no estás en la casa?

—Para ese momento nosotros ya estaremos en el lugar en donde viviremos.

—¿Y dónde es eso?

—En la casa de Len.

—¿¡Qué!? —Se exalta. —¿¡Te volviste loca!? ¿¡Cómo vamos a ir a la casa de mi amigo!?

—No me refiero a la actual, me refiero a la de sus padres.

—Pero no está nada cerca.

—Lo sé y por eso es que será a las dos de la mañana el viaje.

—¡Me voy a dormir en plena carretera! —Se queja.

—¡Ay yaaaaa! ¡Deja de quejarte, pareces niña! —Le resondro.

Hasta que la muerte nos unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora