Capítulo 18

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Narra James

Después de unas semanas de las cuales estuve practicando la primera lección, me di cuenta que soy bueno pintando cuadros, aunque no se note mucho ya que solo mancho el lienzo con colores que me gustan. A pesar que sale cualquier cosa, me gusta y eso es lo que importa. Salí mucho tiempo con Len y Nicole; afortunadamente no tocamos el tema de Gill, hicieron de mis días más bonitos y divertidos, se podría decir que me duele nada el pensar en Gill. A veces trato de retratarla en mis pinturas pero sólo me salen manchas grises, bueno, no grises literalmente; sino, grises en el sentido de tristeza, no uso colores vivos y alegres como el amarillo o el naranja.

En eso que trapeo la casa mientras escucho la radio, suena mi celular. Al mirar la pantalla del teléfono y ver de quién se trataba la llamada.

—Es Nicole. ¿Ahora qué quiere? De seguro se aburrió de pasar muchas noches con Len. No la satisface como es debido. —Digo para mí mismo en voz alta.

Sí amigos, pienso en voz alta. No sé por qué, pero me ayuda a pensar mejor. En fin, dejemos el tema ahí. Atiendo la llamada después de bajarle el volumen a la radio.

—¿Qué pasha?

—Me alegra que hayas tomado esa confianza conmigo, cariño. —Dice Nicole muy alegre. —Antes eras muy tímido conmigo, pero veo que te has soltado.

—Ve directo al punto, sé que no me has llamado para decirme esto.

—Bien, bien, iré directo al punto. —Luego de una pausa larga dice. —Quiero vivir contigo el resto de días de los que te tomara aprender las 7 lecciones restantes.

Mis ojos se abrieron más de lo que sabía que podía, se podríamos decir que estaba estupefacto, anonado, atónito. Ya sabes a lo que me refiero, por poco y suelto el celular.

—¿¡Pero que coño estás diciendo!?

Nicole se ríe a carcajadas de mi reacción. Es ahí donde entendí que había sido una broma y de las malas.

—Ufff. —Exhalo el aire que traía dentro por el alivio. —Por poco y me lo como entero.

—Me reí por tu reacción, cariño. Pero lo que te estoy diciendo es muy serio.

Ahí es donde solté el celular y se me abrió, salió volando la batería y pensé que la pantalla se había rajado, casi me da un paro. Afortunadamente no le pasó nada. Antes que se cayera  regresé a mi estado de estupefacción pero se me fue cuando el celular cayó.

Al colocar nuevamente la batería, poner la tapa y encenderlo; volví a llamar a Nicole pero no me contestó.

—Habrá pensado que le colgué por mala educación cuando no fue así, debo disculparme.

Le envió un mensaje contando lo ocurrido pero solo sale un check o palomita.

—¿Qué habrá pasado? Bueno, seguiré limpiando, que lo lea cuando guste.

Apague mi celular y lo guarde en mi bolsillo para subirle a la radio y seguir trapeando el suelo de la sala.

***

Al terminar de guardar las cosas en su sitio, suena el timbre de mi casa.

—¿Quién será?

Me dirijo a la puerta, la abro un poco y asomo mi ojo, veo que es...¿¡Nicole!?

Finalmente abro la puerta por completo y me quedo aún más sorprendido porque sí fue en serio lo que me dijo con respecto a quedarse aquí.

Hasta que la muerte nos unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora