Narra James
Al día siguiente me despierto porque así mi cuerpo lo pide; noto que no puedo moverme para levantarme, miro hacia mi lado izquierdo y ahí estaba ella, seguía acostada en mi pecho, durmiendo plácidamente con un brazo que me rodeaba y una pierna que abrazaba una mía.
—¿Ahora cómo la despierto? —Me pregunto.
Para mí fortuna, mi brazo derecho aún quedaba libre y podía moverlo, así que peino su cabello con mis dedos y le doy unas pequeñas palmaditas para que se despierte pero se acomoda aún más.
—Ya sé que estás despierta.
—No quiero levantarme.
—Pues yo sí.
—Está bien, cariño. Dame un ratito más y nos levantamos.
—¡Pues yo me quiero levantar ahora, pendeja! ¡Sabes que tengo que trabajar y Len se va enojar mucho conmigo si no llego temprano! —Digo tratando de liberarme.
Finalmente me suelta.
—Tienes razón, ve rápido.
Me cambio de ropa y salgo corriendo hacia el baño para lavarme y después me voy a la cocina para comer lo primero que encuentre. Como no tenía mucho tiempo para prepararme algo, decidí que una fruta sería lo mejor en estos momentos.
—¡NO OLVIDES DARLE DE COMER A LOS GATOS QUE ESTÁN EN EL TECHO, ADIÓS!
Cierro la puerta apresuradamente sin darme cuenta que olvidé las llaves.
***
En la noche regreso a casa y antes de abrir la puerta, palmoteo mis bolsillos pero en ninguno está; así que no me queda de otra que tocar la puerta. Luego de unos minutos, vuelvo a tocar la puerta.
—¿Se habrá ido? —Me pregunto a mí mismo. —Joder...tendré que entrar por la ventana. —Decido finalmente.
Al rodear la casa me doy cuenta que es imposible trepar ya que está muy alto. Sigo rodeando la casa, me encuentro en las paredes que separan el pequeño patio y el exterior, retrocedo un poco para agarrar vuelo y poder así trepar el muro aunque me termine cortando por los pedazos de vidrio incrustados en los bordes. Entonces veo la luz del baño encendida.
—Así que se está bañando y por eso no abre. —Me digo a mí mismo.
No sé si estoy dispuesto a esperar o intentar saltar el muro con el alto riesgo de cortarme con los vidrios...está clara la respuesta, es obvio, ¡Tengo que saltar!
Corro a toda velocidad hacia la pared, decidido a saltar cuando algo dentro de mí me detiene justo cuando estaba a punto de saltar.
—Mejor espero.
Regreso a la puerta principal de mi casa y me siento enfrente de ella. Miro en cielo estrellado, creo que nunca me detuve a admirar el cielo de esa forma, es tan hermoso, son como pequeños focos que iluminan y dan un toque menos tenebroso al universo. Es como las personas, todos somos universos negros, pero las estrellas son lo que nos hace brillar y nos embellece por dentro. Nuestras cualidades, virtudes, dones, talentos y muchas cosas más.
Me pregunto cómo estará Gill. Espero que esté bien, espero que sea feliz sin mí...te amo. Pero me amo más a mí y por eso es que estoy tomando estas ocho lecciones que me ayudarán a superarte; pero eso no significa que te vaya a olvidar. Siempre te recordaré como el primer amor de mi vida.
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Hasta que la muerte nos una
Fiksi Remaja¿Qué harías si el amor de tu vida es tu mismísim@ herman@? Entra para saber cómo se desenvuelve esta historia. Portada hecha por: MariajoseCalderonLop