nueve

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Taehyung se despertaba pronto por las mañanas, justo cuando sentía el color azul índigo del cielo. Aunque no lo viera con sus propios ojos, lo sentía. El amanecer era una de las cosas que más le gustaba en el mundo, amaba el color etéreo y maravilloso del cielo, el movimiento de las olas en calma. Cuando tenía su cola, solía salir a la superficie a contemplar los primeros rayos del sol con sus hermanas.

Pero ahora lo hacía solo.

Se bajaba sigilosamente de su litera para no despertar a Jimin y al resto, y subía hasta la cubierta. Era uno de los pocos momentos del día en que Taehyung tenía un poco de soledad, se sentía cómodo en ella, si bien muchas veces resultaba desalentador perderse en sus propios pensamientos catastróficos y angustiosos.

Por supuesto, cada vez que se asomaba por la borda para contemplar cómo las olas rompían con el casco, sentía esa necesidad irracional de saltar al agua, pero no lo hacía. Se contenía enormemente para permanecer quieto, por mucho que el mar le susurrara en su cabeza que volviera a su hogar. Era como un dulce cántico que se metía en su cabeza, como si pudiera escuchar a sus hermanas rezar por su regreso. Claramente, solo él podía escucharlas, podía sentir su preocupación familiar, pero del algún modo, Taehyung se las apañaba para hacerles saber que se encontraba bien, a salvo.

A salvo.

¿Era el Raven Tail un lugar seguro para él?

Pensó que donde estaría más seguro sería en el agua, si tuviera su cola. Allí nadie podría alcanzarle, pues eran las sirenas quienes decidían cuándo se dejaban ver.

Los humanos no las encontraban, las sirenas encontraban a los humanos.

Pero sabía que aquello de volver era imposible. Incluso se preguntó si, en el caso de recuperar su cola, volvería voluntariamente al mar. Después de lo que habían descubierto, de saber que toda aquella macabra guerra tenía que ver con su madre Osiris, Taehyung creyó que no podría ignorar algo así.

Pero como fuera, sabía que no podía hacer mucho más por el momento, así que Taehyung contempló cómo el cielo se tornaba de un color más intenso, y se dejó fascinar por lo hermoso que era, la paz que conseguía darle. El silencio era apacible, calmado. Disfrutaba enormemente aquellos momentos, se sentía más conectado con el mar cuando solo él lo miraba, como si pudiera decirle lo hermoso que era visto desde sus ojos.

No obstante, Tae apenas se dio cuenta de que llevaba un rato siendo observado, por una figura pequeña y ojos profundos desde lo alto.

Fue como puro instinto, cuando la sirena se giró sobre sus talones. Sus ojos fueron directamente hacia la niña de facciones dulces, quien permanecía sentada, con los pies al aire balanceándolos con inocencia, sobre uno de los palos de la vela mayor. La joven no parecía tenerle miedo a la altura, parecía que se sentía cómodamente posada allí, como si fuera la rama de un árbol.

Miraba a Taehyung con cierta fascinación y curiosidad, como quien encontraba un gran tesoro indescifrable. La sirena sostuvo su mirada, la joven no dejaba de contemplarle, pero Taehyung no se sentía nervioso o inquieto. Por alguna razón, veía a la niña demasiado pura y angelical como para sentirse incómodo con su presencia.

—Buenos días—saludó Taehyung con una amable sonrisa.

Pensó que Scarlett no le respondería, por lo que Jimin le había dicho anteriormente. Sin embargo, ella respondió su sonrisa casi de forma innata.

—¿Qué haces despierto tan temprano?—preguntó, con una voz dulce y rostro de cervatillo.

Taehyung estaba prendado de la paz que le transmitía la joven. Su calma y belleza le recordaba a una de sus hermanas, aunque sabía que aquella niña no podía ser una de ellas.

The secret of the sea》KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora