seis

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—¿Lo que yo quiera?—preguntó Jungkook, con los ojos entrecerrados.

—Lo que tú quieras.

Taehyung sonó todo lo firme que pudo. Quería mirar a Jimin por el rabillo del ojo, pero en ese momento sabía que debía de centrarse en el capitán y dejar que indagara en su mente, comprobar algún indicio de mentira en su voz. Los ojos negros de Jungkook inspeccionaban el azul de su iris, y sus fosas nasales parecían estar entreabiertas. Taehyung creía que se había cavado su propia muerte con eso; era un hombre de palabra, cumpliría todo aquello que Jungkook quisiera de él.

Podía pedirle cualquier cosa, que le dijera cualquier información, por ejemplo, dónde se encontraba su nido y poner en peligro al resto de sus hermanas. Pero pensó que no haría algo así, no quería pensar que Jungkook tenía tan mal fondo, ser tan egoísta.

Jungkook estrechó su mirada, apretó los dientes y soltó un bajo chasquido, al tiempo que soltaba su agarre en Taehyung con brusquedad.

—De acuerdo.

Oyó cómo Jimin soltaba un pesado suspiro. Namjoon cerró los ojos y se llevó una mano al pecho; él tampoco entendía el arrebato que había tenido su capitán; de querer deshacerse de alguien tan valiosos como Taehyung.

—Te quedarás con nosotros, hasta que llegue el momento oportuno y te necesite.

Te necesite, había dicho.

No tenía ni idea a lo que se podía referir Jungkook, sonaba como si lo supiera él de antemano, como si estuviera seguro de que iba a necesitar su ayuda en un futuro cercano. Pero ¿ayuda para qué? ¿A caso un pirata no podía conseguir lo que quisiera?

—Aun así, bajarás del barco y vendrás conmigo cuando lleguemos a Taipéi—zanjó, y Taehyung abrió la boca sorprendido, sus cejas levantándose cuando sus ojos se abrieron. Jimin dio un paso al frente, igual de confuso que el peli azul, pero Jungkook giró únicamente su cabeza para encararle, anticipándose a sus palabras—. Iremos solos.

Jimin selló sus labios, asintiendo. Al menos se sentía satisfecho de que el capitán hubiera cambiado de idea. El hecho de entregar a Taehyung a los marineros le revolvía las entrañas, y estaba seguro de que a él también.

Jungkook dio por zanjada aquella conversación, cuando se deshizo de las cuerdas de Taehyung y se daba media vuelta sin decir palabra, caminando a paso rápido hacia su camarote para encerrarse hasta llegar a la bahía. El silencio de los tripulantes se hizo más denso unos segundos, tras vivir otra de las situaciones tensas desde que Taehyung había llegado a bordo. Namjoon se ocupó de despejar la cubierta.

—¿A qué estáis esperando? ¡A trabajar!—ordenó, como segundo al mando tras el capitán.

Todos se dispersaron, volviendo a sus tareas. Pero Seokjin, Jimin y Namjoon se quedaron rodeando a Taehyung, quien parecía entre descompuesto y aliviado. No sabía se debía de sentirse agradecido o un auténtico desgraciado, de haber hecho un trato con Jungkook que seguramente no sacaría nada de él. Bueno, evitar que Jimin hubiera hecho una estupidez por él.

Eso parecía ser suficiente.

—Ven conmigo, Taehyung—musitó Namjoon despacio, y éste le miró con cierto temor.

Aun así, le siguió, después de que el médico y el oficial le sonrieran de forma cálida. Tragó saliva y siguió los pasos del segundo al mando. Subió por las escaleras de la cubierta del otro día, que conducían hasta la plataforma donde se encontraba el timón. Allí se encontraba un tripulante, a quien Namjoon sustituyó para encargarse él del manejo del artefacto. Taehyung se colocó a su lado, esperando a que el teniente hablara.

The secret of the sea》KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora