veintidós

2.1K 225 73
                                    

Cuando la voz de Taehyung resonó por la cubierta para decir que él iría a por las copas, los piratas frente a él se giraron para mirarle, expectantes, pues Taehyung se solía quedar al final de corro. La sirena sintió la filosa, pero preocupada mirada del capitán desde el centro, pero tomó aire y trató de calmar aquel remolino que se había instalado en su organismo.

Caminó un par de pasos sigilosos hasta el azabache, sin dejar de sentir todos los ojos voltearse cuando pasó por en medio, con sumo cuidado porque sabía que aquello no le agradaba a Jungkook. Podía oler su disconformidad por la decisión del peli azul. Pero a pesar de eso, Taehyung habló, una vez que estuvo frente al capitán.

—Sabes que soy el único que puede hacerlo—le dijo, como si estuvieran ellos dos solos en la cubierta. En cierta manera, se sentía de esa forma, pues eran los únicos que podían sentir esa conexión del latido de sus corazones, fuertes y valientes—. Puedo resistir los arrecifes, rodearlos y llegar hasta el barco hundido.

—Puede que esté en tierra firme, estrellado contra alguna isla—la voz de Namjoon se oyó, apareciendo tras las espaldas de Jungkook, quien seguía mirando a Taehyung con el ceño levemente fruncido.

Taehyung ladeó el rostro, para mirar al segundo al mando.

—Entonces haré que mis piernas aparezcan si ese es el caso—respondió, sin dudar.

Volvió a mirar a Jungkook, esperando algún tipo de respuesta. El capitán parecía estar debatiéndose duramente en si debía de aceptar o no; como capitán del barco, todas las decisiones pasaban en última estancia por él. Sin embargo, sabía que Taehyung no era un pirata, aunque le considerasen parte de la tripulación, y por eso mismo no podía obligarle a que se quedase en el Raven Tail. Ya no.

Así que Jungkook suspiró, pesadamente, y se mordió el labio inferior con sutiliza. El casco de nubes grises sobre sus cabezas se hizo más espeso y, aunque no se escuchaban susurros de truenos en la lejanía, todos sabían que estaban en una zona peligrosa.

—Supongo que lo harás de todas formas aunque te diga que no, ¿cierto?—inquirió el humano, y Taehyung asintió—. Lo suponía—bufó.

—Sabes que Tae tiene razón, capitán—apareció Jimin, dándole un voto a favor a la sirena—. Es el único del barco con posibilidades de hacerlo.

Jungkook pareció chistar por lo bajo y, buscando los ojos del peli azul, se acercó a él para decirle en un tono tan bajo, que nadie más podía escucharle.

—No te retuve en este barco para utilizarte de esa manera; sino para protegerte—musitó, apenado—. No tienes que hacerlo si no quieres, Taehyung.

En el fondo, la sirena sabía que Jungkook se sentía culpable.

Pero Taehyung estaba más que decidido.

Tengo que hacerlo, Kookie—respondió, sosteniéndole de los hombros de forma tranquila, y esbozando una leve sonrisa—. Confía en mí.

—Confío en ti más que nada, Taehyung—contestó de vuelta, de forma cálida.

—Ten—Namjoon se acercó a ellos, con un objeto en las manos. Taehyung se separó al sentir que la cercanía con el capitán era demasiado asfixiante y se dirigió al teniente, recogiendo lo que le tendía—. Es una bolsa para que metas las copas y tengas tus manos desocupadas, te la puedes cargar al hombro o atarla a tu cintura.

Tae asintió, colocándose alrededor de la cintura la cuerda de la bolsa de tela marrón.

—Como no sabemos con exactitud dónde está el Oceanic, tendrás que buscarlo. Puede que eso te retrase—explicó Namjoon, con calma, aunque se notaba cierta tensión en su espalda—. Recuerda que estas aguas están infestadas de otros barcos hundidos, así que tendrás que reconocer el barco buscando el nombre pintado en el casco. Con un poco de suerte, la bodega estará intacta; ahí es donde deberían de estar todos los tesoros.

The secret of the sea》KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora