Seokjin llevó a Taehyung a la enfermería, tal y como Jungkook le había ordenado. El pobre estaba envuelto en la manta, que ya se había empapado y no servía de mucho, pero al menos servía para que Taehyung se agarrase a algo firmemente. Jimin los seguía desde detrás en silencio; se había despertado a causa de un grito agónico, un llanto derrotado, como si alguien hubiese perdido algo muy, pero que muy valioso.
A pesar de que se mordisqueaba el labio inferior de la curiosidad, y que se moría de ganas de preguntarle al peli azul qué demonios había pasado con Jungkook, decidió darle su espacio, porque no parecía ser él mismo. Se había ido a las profundidades de su mente, sus ojos vagaban perdidos por el suelo, ni siquiera se dio cuenta de que Seokjin lo sentó en una cama y le quitó con cuidado la manta.
Le dijo algo, pero Taehyung no escuchaba. Tuvo que sentarse Jimin a su lado y zarandearle suavemente el hombro para que volviera a la Tierra.
—Taehyung, tienes que cambiarte de ropa, o de lo contrario pillarás un catarro.
El joven pestañeó un par de veces, confuso, como si se acabara de dar cuenta de que Jimin estaba allí desde hacía un buen rato. Él asintió, y tomó entre sus manos unas ropas que Jin le dejó. Ambos salieron de la enfermería cinco minutos para darle la intimidad suficiente de cambiarse.
Taehyung tardó más de la cuenta. Miraba las prendas, su piel desnuda, y de nuevo las prendas. Se fijaba en su torso desnudo, en cómo bajaba hasta convertirse en más piel y no en escamas; sus dos pies, en vez de su cola. Con un fuerte nudo en la garganta, terminó de vestirse y dejó su cuerpo caer sobre la cama, con los hombros hundidos y lágrimas amontonándose en el filo de sus ojos dolorosamente. Fijó sus ojos en sus piernas, y pasó una mano por encima de la tela del pantalón suave y fino, intentando sentir algo, por muy estúpido que sonara.
¿Habría perdido también su glorioso cántico?
La idea le dio escalofríos, pero no tuvo mucho tiempo para volver a perderse en sí mismo, en el momento en que unos dedos tocaron la puerta de madera. El médico y Jimin volvieron a aparecer, el fantasma de una preocupación en su rostro. Seokjin llevaba una taza humeante de hierbas, que tendió a Taehyung en cuanto llegó.
—Ten, hará que entres en calor, y te ayudará a relajarte.
—Te lo manda Valdus—informó Jimin, y ante la impasividad de Tae, aclaró:—. Valdus es el cocinero del barco, hace unas comidas deliciosas. Se ha interesado mucho en que comas algo, y aún lo sigue haciendo—dijo, con una bonita sonrisa, con la esperanza de que aceptara a probar algo de comida. Pero la mueca de disgusto de Taehyung fue suficiente respuesta. De todas formas, Jimin siguió con su explicación—. A vece Yoongi le ayuda, es muy buen cocinero. Él es el chico del arco, el que me ayudó a cargarte la última vez.
Taehyung recordó quién era, solo que no había sabido su nombre hasta ahora. La primera vez que lo vio, estaba cubierto de sangre reciente, espesa y caliente, y portaba numerosas armas en su cinturón, así como un arco y un carcaj. Tenía el pelo blanco, se acordaba de eso porque era lo que más le había llamado la atención.
—Él también quiere que comas—añadió, y Taehyung suspiró.
Seokjin irrumpió, diciendo que quería comprobar el estado de Taehyung. Le tomó la temperatura con un termostato de mercurio, y si bien había descendido unos pocos grados, le aseguró que un poco de reposo y ropa calentita, se estabilizaría. Comprobó los reflejos de sus pupilas, para asegurarse de que aquella caída contra el agua no le había provocado mayores daños. Pero a parte del frío y los dedos de pies y manos entumecidos, así como el shock emocional, todo parecía estar en perfecto estado.
El médico dejó su cadera apoyada en una mesa, y se cruzó de brazos. Se notaba que se había despertado uno de los primeros, todo su rostro gritaba cansancio, aunque seguía siendo igual de apuesto.
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The secret of the sea》KookV
Hayran Kurgu❝Una sirena, un barco pirata y una carrera contra reloj por la inmortalidad❞ Cuando un barco pesquero sufre el ataque del pirata innombrable, Jungkook es rescatado de las profundidades del mar por una fuerza extraña. Quince años más tarde, se ha con...