╭SAGA INSIEME╮
[🖤]❝Tras la extorsión de su padre, Chiara no tiene otra opción más que regresar a Italia, pero con la condición de que asistiría a los primeros meses de clases en la preparatoria de Forks y después tendría las mismas clases...
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Félix lanza a Edward hasta otro lado de la sala y hace que su cabeza se estrelle contra el piso, consiguiendo que tanto el suelo como una parte de su rostro se agrietara.
El vampiro castaño se levanta e intenta acercarse a Chiara, pero el brazalete de esta se convierte en un látigo y ella no duda en tomar el cuello del vampiro para hincarlo enfrente de ella.
—Debes de trabajar en tu manera de tratar a las damas —le recomienda la pelinegra, antes de comenzar a hacer presión en el cuello del vampiro hasta quedar a sus espaldas y poder hacerle una llave.
—La entrenaste muy bien, Gabrielle —felicita Aro a la mujer que sonrió fascinada.
—A mi imagen y semejanza —responde la fémina orgullosa.
Chiara suelta a Félix, dejándolo en el suelo para que intente recuperarse, mientras que ella se acercó al vampiro que tenía a Alice del cuello.
Obliga a que este la suelte tras tomarlo de las piernas con su látigo.
—Nunca se toma a una dama del cuello, mucho menos cuando sabes que tú tienes más fuerza —Chiara jala su látigo y hace que el vampiro caiga al suelo de rodillas—. Nunca subestimes a una mujer.
Edward se levanta y toma a Félix para intentar alejarlo de Chiara al momento en que este quiso acercarse a ella. El cobrizo es lanzado a otra parte y antes de que pudiera reponerse, Félix lo toma del cuello.
Chiara no puede ver muy bien los movimientos de ambos, ya que utilizan velocidad sobrehumana, pero logra ver como Félix lanzó a Edward hacia las escaleras que daban hacia los tres tronos y lo arrodilla frente a Aro.
La joven pelinegra deja al rubio vampiro en el suelo y da un paso hacia ellos.
—¡No, no lo lastimen! —pide Chiara en voz alta, llamando la atención de Aro y de Gabrielle—. Mátenme a mí, no a él.
Esas últimas palabras las susurró la pelinegra sin estar del todo consciente, pero consigue que Aro la mirara sorprendida y comenzara a caminar hacia ella.
Félix hace lo mismo sin dejar de tomar del cuello a Edward.
—Qué extraordinario, renuncias a tu vida por uno de nosotros —comenta Aro fascinado, dirigiendo su mirada hacia Edward unos cuantos segundos antes de ver a Chiara—. Un desalmado monstruo.
—Aléjate de ella —ordena Edward con dificultad por el agarre que tenía de Félix en su cuello.
—Usted no me conoce —le responde Chiara a Aro en un bajo susurro, haciendo que su brazalete se transforme en una daga.
—Fascinante, matamos a uno o al otro —susurra Aro en italiano, pero Chiara logra entenderlo perfectamente—. Es tan triste, si tan solo tuvieras el valor para darle la inmortalidad.
