Capítulo 16

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"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".

-Gabriel García Márquez

Jeff se acercó hacia mí mientras terminaba de limpiar la isla de la cocina. Nova se encontraba sentada en un banco cercano ocupándose de verificar las fechas de expiración de los condimentos.

-Eve, se nos terminó el arroz, ¿podrías ir a la despensa a buscar un par de bolsas?-lo miré con curiosidad, el mueble se encontraba justo ahí y la última vez que vi, hace como diez minutos, no había ninguna bolsa de arroz. Pero de igual forma asentí caminando hacia la pequeña despensa junto al refrigerador. Jeffrey me detuvo a mitad de camino.

-No, no-levantó sus manos-la despensa del sótano-dijo con descuido. Miré a Nova quien a su vez dirigió sus ojos a mí. Jeff pareció ver mi titubeo y señaló con un suspiro la pequeña puerta camuflada con el papel tapiz junto a unas cajas con verduras. Si, como si pudiese verla, de no ser porque vi la casi imperceptible perilla redonda ni siquiera hubiera pensado que era una puerta. Jeffrey salió de la cocina a paso rápido luego de decir que iba a buscar un recetario que dejó en la biblioteca.

-¿Tenemos un sótano?-preguntó Nova mirando hacia la puerta azul.

-No tenía idea-dije en voz baja-pero claro, envíen a la chica que ve fantasmas a un lugar oscuro y solitario-me quejé avanzando hacia mi destino.

-Si quieres voy contigo-comentó Nova a apunto de levantarse pero la detuve de inmediato negando con mi cabeza.

-Olvídalo, Jeff vendrá en cualquier momento y se pondrá furioso si no terminas con eso, vuelvo en un minuto-y con eso abrí la puerta con cierto esfuerzo y me adentré a la oscuridad. Las escaleras de una madera oscura envejecida chirriaban con cada paso que daba, de no ser por el farolito que alumbraba el paseo me habría tragado mis dientes al caer de aquí.

Bajé con cuidado esperando ser sorprendida por algún espectro, algo que ya me tiene bastante acostumbrada pero aun así no dejaba de asustarme. El lugar es igual a los sótanos de casas antiguas que vemos en las películas aunque este estaba mucho más limpio de lo que pensaba. Desde la escalera podía ver todo el cuarto hacia mi derecha, los pisos no tenían mucho polvo, algunas cajas estaban apretujadas en una esquina. Había muebles viejos, otra estantería con algunos libros que parecían muy usados, el foco que cae del techo se encargaba de iluminar todo muy bien pero aun así este lugar daba escalos fríos.

Tal vez sea porque el cuarto estaba frío.

Un gran armario se extendía hasta la mitad del ancho de una de las paredes y supuse que esa era la despensa a la que Jeff se refería. Con facilidad logré localizar el arroz y pude ver cantidades de otros productos tanto comestibles como de limpieza e higiene. Una vez que cerré la puerta del armario y me di media vuelta para salir un susurro apenas perceptible hizo que detuviera mis pasos. Cerré los ojos y traté de ignorar lo que acababa de escuchar pero un fuerte golpe logró por hacerme dar vuelta hacia la pared donde estaban los libros. Dejé de respirar por un segundo, dentro de mí sabía que algo no estaba bien, bajé las bolsas de arroz y caminé con cautela hacia la estantería. Recorrí con la mirada cada libro en ella pero no había ninguno que resaltara.

Inspeccioné el resto del mueble y me moví hacia la parte de atrás. Toqué la pared pensando que tal vez encontraría un cuarto secreto pero reí con diversión, por supuesto que no hay un pasadizo secreto.

Me separé del sitio y un golpe aún más fuerte que el anterior hizo que saltara en mi lugar. Apreté mis manos con fuerza y sentí un cosquilleo conocido en la parte trasera de mi cuello. El golpe provino desde el suelo. Pude sentir como las maderas se movieron levemente. Bajé la mirada y vi una caja de metal, como la que Fiona tenía en su cuarto, escondida detrás de otras de cartón mucho más grandes. Una vez que la tomé pude observar que no tenía seguro así que la abrí pensando encontrar algún secreto pero no había más que clavos y turcas que uno guarda "por si acaso". Suspiré dejando salir el aire contenido en mis pulmones y me dispuse a guardarla cuando vi una marca de pintura en el piso.

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