Mansión Winston ✔

Capítulo 5

"El loco no puede reincorporarse a la realidad, está permanentemente viviendo su fantasía."

-Carlos Castilla del Pino

Durante los siguientes días no ocurrió ningún incidente, ninguna pesadilla como la que tuve esa noche, ningún espectro oculto salvo por la rata gigantesca que Nova encontró en una de las habitaciones que tenía que asear.

Mi amiga puede la persona más badass que conozco pero cuando se trata de ratas, no puede contra ellas. Su temor es absoluto.

-Sus ojos parecían mirar mi alma. Esos ojos negros, y esa cola larga y esas patitas con garras listas para clavarse en tu pierna- habló mientras hacía gentos con sus manos. Viernes por la tarde y ya habíamos terminado con el depósito, un total récord. Nova se negaba a continuar con la limpieza si esa rata seguía suelta así que Pamela se aseguró de revisar la última habitación que quedaba por limpiar y así declararla libre de roedores. Pero Nova aún seguía paranoica, por lo que les dio a todos una tarde libre y así terminar todo mañana por la mañana. En cuanto a Cam, descubrió un talento oculto en la cocina ayudando a Jeff, tanto que le pidió algunos consejos y el favor de que podría volver a ayudarlo de vez en cuando por lo que resta del viaje.

-Pero....-comienzo a hablar- y si la rata te persigue para terminar con lo que planea y entra en nuestra habitación- cambié mi cara de seria a una de preocupación falsa.

-¡Cállate Eve!- gritó Nova saltando del piso a su cama- hay que cerrar las puertas y ventanas, voy a llamar a un fumigador- balbuceó.

-Aquí no hay señal- le recordó Cam quien salía de ducharse del pequeño baño en nuestra habitación. Esto de tener un baño propio de seguro es muy útil y más con tanta gente en el lugar. Cada habitación contaba con uno, todos pequeños pero cómodos. Al final del pasillo se encontraba el baño más grande de esta parte de la casa el cuál contaba con una gran bañera, perfecta para cuando quieres un poco de relajación, aunque hasta ahora nadie lo usó. No era necesario.

-¡Estúpido lugar!- chilló Nova cayendo de cara a su almohada.

-Tranquila, simplemente era una rata, ya se debe haber ido pero si vuelve nos encargaremos de ella- afirmé.

-Si lo que quieres es ayudar, eso no lo hace- comentó Nova con voz aplastada.

Esa noche tendríamos un campamento improvisado en un lugar del bosque. El sitio no estaba muy apartado de la mansión pero si lo suficiente como para darte la sensación de estar en medio de la nada. Antes de partir nos obligaron a rociarnos con repelente debido a la gran cantidad de mosquitos que atraía el clima húmedo de verano y cuando cada uno estuvo listo, salimos.

Esta salida se volvió una tradición del lugar entre los voluntarios. Hace unos años algunos de ellos, después de tanto trabajo, buscaron una manera de pasar su tiempo libre y aprovechando el bosque que rodeaba la casa dijeron por qué no. Desde entonces se hace un viaje a acampar al menos dos o tres veces durante la estadía.

Salimos dos horas antes de que empezara a anochecer para preparar las carpas y dejar todo listo para la fogata. El trayecto no tomó más de media hora de caminata y ahora nos encontrábamos en el sector limpio y parejo donde pasaríamos la noche. Charlie fue un boy scout de niño y continuó asistiendo a cursos de especial supervivencia por lo que fue el que organizó a todos y nos guió en el proceso de preparación para que termináramos rápido. Tom admitió que también sabía algunas cosas gracias a su tío quién trabajaba en una reserva natural en Carolina del Norte, hasta que falleció hace unos años.

Andrea y yo fuimos a recoger ramas para avivar el fuego mientras Charlie se encargaba de la fogata. Los demás armaron las tiendas, prepararon la comida y cuando por fin todo estuvo listo, nos sentamos alrededor del fuego. La noche era perfecta, la temperatura había bajado un poco y la humedad no se sentía tan intensamente como antes.