Capítulo 24

21 7 1
                                    

"Porque las cosas y las personas que sólo se han visto con los ojos de la imaginación pueden seguir viviendo y siendo iguales, aunque desaparezcan en la realidad."

-Carmen Martín Gaite.

-Necesito a alguien que vaya al correo a entregar este paquete- informa Fiona entrando al comedor donde Sarah, Martin, Tom y yo nos encontrábamos limpiando la mesa, bueno en realidad todos limpiábamos menos Sarah que estaba muy ocupada sentada en el sillón de la esquina mirando sus uñas.

-¡Yo iré!-exclamé con rapidez.

-Yo la acompaño-dijo Tom detrás de mí. Tomo la pequeña caja de las manos de Fiona, no es pesada pero tampoco liviana y tiene dos etiquetas que dicen "tratar con cuidado" y "frágil."

-Gracias chicos-esboza una gran sonrisa-hablen con Frank, díganle que van de mi parte, el sabe qué hacer.

-No te preocupes, déjalo en nuestras manos-digo haciendo un gesto con la mano mientras nos despedimos de ella.

Una vez fuera de la casa Tom se adelanta para abrirme la puerta del auto, gesto que agradecí con una sonrisa, y partimos hacia el pueblo. La parada en la oficina de correos fue rápida y al salir me detuve cuando una idea pasó por mi cabeza.

-Tom, dijiste que querías saber algo más sobre Albert, es decir, es tu abuelo-dije susurrando para que las personas a nuestro alrededor no escucharan.

-¿Qué tienes en mente?-camina hacia el auto.

-Vayamos al hospital-le hice seña de que subiera al auto y así lo hizo-¿recuerdas que Peter me dijo que Winston aún se encuentra internado aquí?-Tom asiente mirándome-comprobemos que es así.

-¿Y qué piensas hacer?-habla haciendo una mueca con la boca-¿vas a anunciarte buscando a Albert Winston porque tú y su supuesto nieto quieren corroborar que sigue vivo?

-Sí.

-Eve-niega con la cabeza.

-Estoy jugando-juego con mis manos-algo se me va a ocurrir en el camino.

-¿Crees que es una buena idea? ¿Qué tal si le llaman a Fiona-hace una pausa-Marion-vuelve a corregirse- ella, y le dicen que dos chicos están preguntando por su esposo?

-Tal vez no se enoje, es decir, eres su nieto tienes derecho de verlo-murmuro cuando enciende el auto para conducir hacia el hospital.

El hospital local no era muy grande y se podía notar el paso de los años en sus paredes, aun así el lugar se veía decente y hasta apacible.

Bajamos del auto y caminamos en silencio hasta el área de recepción donde se encontraban dos mujeres vestidas con uniforme color rojo oscuro. El lugar está tranquilo y se puede divisar algunas personas en la sala de espera, otras son conducidas hacia un destino en particular. Doctores, doctoras, enfermeros y enfermeras se encuentran realizando sus respectivos trabajos. El lugar es lindo, limpio y frío. La mujer morocha de la izquierda nos mira con curiosidad cuando deja de teclear en su computadora.

-¿Puedo ayudarlos?

-Venimos a ver a Albert Winston-puedo escuchar a Tom suspirando a mi lado. En el camino discutimos sobre lo que haríamos al llegar aquí y concordamos en que seríamos lo más sutiles en preguntar sobre su abuelo. Por supuesto, no hubo nada sutil en mi pedido.

-¿Puedo saber sus nombres?

-En realidad venimos de parte de su esposa, Marion Winston-habla Tom sin dudar.

-Ya veo-dice la mujer. Podíamos ver la duda en su mirada, se giró hasta una carpeta y buscó algo-¿podrían esperarme un segundo?-Veo como toma su teléfono y camina hacia la puerta que se encuentra cerca del escritorio y se pierde de nuestra vista.

Mansión Winston ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora