Capítulo 28

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"La historia es siempre una fantasía sin base científica, y cuando se pretende levantar un tinglado invulnerable y colocar sobre él una consecuencia, se corre el peligro de que un dato cambie y se venga abajo toda la armazón histórica".

- Pío Baroja.

El hombre se encontraba parado bajo la lluvia como una entidad esperando el momento de atacar. La sensación de malestar se extendió rápidamente por todo mi cuerpo y temí vomitar todo en ese momento pero no tenía miedo.

-No pareces sorprendida de verme-habló con firmeza.

-¿Debería?-contesté tratando de que mi voz sonara clara. Sonrió con diversión y continuó con sus ojos en mí.

-Tienes algo que me pertenece-bajó la mirada a mi cuello y en un segundo supe a lo que se refería. Desde el día en que encontré ese collar nunca me lo había quitado.

-Esto le pertenece a alguien más-dije tratando de sonar indiferente. Quería que hablara y me contara todo lo que ya sé.

-Bueno, de todas formas todo queda entre familia-rió cruzando los brazos. Fruncí el ceño ligeramente y el pareció notarlo- ¿Qué? ¿No lo sabías?

-¿Saber qué?

-Me sorprende que después de todo lo que has visto y hecho no te hayas dado cuenta, tus instintos de espía no deben ir más allá de esconderse en el baño de una habitación de hospital-sonrió con suficiencia.

-Lo sabías...-murmuré.

-Creo que puedo reconocer a mi querida prima cuando a lo lejos vi como entró corriendo al cuarto-esa simple oración me sorprendió tanto que ni me di cuenta cuando Tom llegó a mi lado acompañado de Marion- hola a ti también- se dirigió hacia Marion- y el pequeño de la familia-clavó sus ojos en Thomas quien en un momento se colocó frente a mí como si se tratara de un escudo aun sosteniendo la mano de su abuela- no puedo creer que finalmente todos estamos reunidos.

Pierce hizo unos cuantos pasos hacia adelante y paró en seco mirando a la ahora dueña del lugar.

-Lo siento, creo que nunca nos presentamos formalmente-levantó su mano con una sonrisa- mi nombre es Pierce Lodger, mi madre era Susan Lodger y mi padre, su amado esposo.

La cara de Marion se descompuso.

-Apuesto a que nunca notaste el parecido debido a que me parezco más a mi madre gracias a Dios, imagínate tener la cara de ese tipo.

Los tres estábamos tan pasmados por la situación que ninguno se atrevía a decir algo.

-Supongo que ya habrán recibido la noticia del hospital...-no pudo seguir hablando porque Marion soltó a Tom y se aventó contra Pierce.

-¿¡Qué hiciste!?- Tom la separó de él y en lugar de hacerse para atrás le dio golpe directo en la boca. Esta vez fui yo la que empujó a Tom para que parara con esto.

-Cálmate-le grité al chico para luego dirigirme al hombre en el suelo- ¿fuiste tú? ¿Tú lo mataste?

-Casi-volvió a soltar otra risa poniéndose de pie. Si se sigue riendo yo voy a ser la próxima en golpearlo- el maldito se me adelantó, supongo que mi visita de la tarde lo puso nervioso-bromeó sacudiendo el lodo de su saco marrón- siempre quise que este día llegara pero por alguna razón no puedo disfrutarlo-esa declaración me dejó tranquila en parte pero también me puso nerviosa porque la maldición aun sigue vigente.

-Entonces ¿qué haces aquí?-pregunté con incredulidad.

-Ya te lo dije, no estoy tan emocionado y quería venir a ver y dar mis condolencias a mi familia favorita-la escena de lluvia pesada y su sonrisa siniestra hizo que inconscientemente temblara por dentro.

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