Capítulo 6

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—Si los cerdos volaran, y uno de ellos tuviera problemas en sus alas y cayera encima tuyo, te mirarías exactamente igual que ahora

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—Si los cerdos volaran, y uno de ellos tuviera problemas en sus alas y cayera encima tuyo, te mirarías exactamente igual que ahora.

—¿Cómo al que le cayó el cerdo o cómo el cerdo?

—Creo que no habría diferencia.

Arrugó su nariz cuándo paso el algodón por su labio inferior, haciendo muecas de dolor mientras sostenía la bolsa de hielo sobre sus nudillos. Cuando eres un jugador de fútbol americano, estás acostumbrado a los golpes y al dolor que viene luego. Aunque estoy segura de que un juego no es igual a tener una pelea a puños limpios en medio de una calle, donde cuatro hombres tuvieron que separar a dos furiosos jugadores.

—El entrenador va a darte la reprimenda de tu vida y más aún porque dejaste a su sobrino con la nariz rota y un ojo morado —susurro mirando sus ojos, pero no había ni una pizca de arrepentimiento en ellos, sólo enfado—. No tenías por qué meterte en problemas por mí y menos en una pelea.

Gruñó entre dientes sin decir nada, porque en la hora que llevamos luego del suceso, Kix no ha querido hablar del tema.

—Kix... —murmuro dejando el algodón en la mesita y miro como su labio aún seguía sangrando un poco.

—Amy.

—Kix.

—Amy.

—¡Kix! —exclamo cansada, agarrando su rostro entre mis manos para que me mirara fijamente a los ojos—. Eres un tonto.

—Ese idiota te vio desnuda —dice en voz baja, mirando a mis ojos para luego quejarse cuándo aprieta sus labios.

—Semi desnuda y si —le doy la razón, porque yo también quería golpearlo y posiblemente también golpearía a una chica si los papeles hubieran sido al contrario.

—No puede verte desnuda o semi. Sólo yo puedo verte así.

Parpadee varias veces, con mis labios entreabiertos ante la fuerte confesión que salió de sus labios. Podría pensar que era una broma si no tuviera ese rostro tan serio y sus ojos fijos en los míos, sintiendo que estaba penetrando mi mente para leer lo que estaba pensando en estos momentos.

—¿Quieres verme desnuda? —pregunto en un susurro antes de poder contenerme.

A veces mi boca se mueve antes que mi cerebro y me mete en situaciones vergonzosas como esta.

—Estuviera muy excitado con esa pregunta si no tuviera tus palabras de "eres como mi hermano" rodando por mi cabeza, Beckham.

—Creo que el hecho de que mi apellido sea el de un exfutbolista tampoco ayuda a excitarte.

—Imposible. Todo el mundo se excita con Beckham.

Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios, dándome por vencida con el regaño hacia el chico que había saltado encima del idiota que me insultó esta tarde. No soy partidaria de la violencia, al menos que la haga yo cuándo me molestan, pero aun así mi corazón se encogía al ver el estado de Kix y recordar lo que hizo por mí.

Now Or NeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora