Capítulo 4

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—¡Voy a morir!

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—¡Voy a morir!

El drama, mejor conocido como el compañero de vida de Haizel, muchas veces también el mío. Creo que a veces es contagioso porque en estos momentos, estoy tirada en el césped del campo mirando el cielo y pensando que la luz del sol puede ser la luz al final del túnel y que Haiz tiene razón.

Psique no es la dulce porrista que no sudaba, ni nadie del equipo parece preocupado por quebrarse una uña o porque llevamos una hora y media entrenando. Aunque la primera media hora ellos sólo observaron como Haizel y yo éramos castigadas, teniendo que correr alrededor del campo. Siento que Psique en otra vida fue entrenadora, esas que son super amargadas y te hacen sudar cada gota de sudor de tu cuerpo.

—No sean exageradas, sólo hemos practicado unos cuantos pasos.

Mientras que el Ballet es un baile tranquilo, delicado, donde nuestro ensayo consiste en estar en un salón muy cómodo donde no te da el sol directamente y tu cuerpo no queda lleno de sudor, el entrenamiento de porristas es lo contrario.

O tal vez Psique sólo quiere torturarnos.

—Muy bien, mejor terminemos por hoy antes de que nuestras nuevas chicas se mueran de verdad —dijo en voz alta para llamar la atención de todos, pero su sonrisa me decía que se estaba divirtiendo muchísimo con nosotras—. Ya saben que los que tienen la tarde libre hoy, nos reuniremos en las gradas al finalizar las clases para planear la fiesta de recaudación de fondos. Los que no puedan venir, pueden enviar un mensaje al grupo con sus propuestas y luego les enviaré la decisión que hemos tomado.

Todos estuvieron de acuerdo, agarraron sus cosas y algunos se despidieron para irse directamente a las vestidores y otros se quedaron a conversar un poco sobre diferentes temas. Yo sólo me podía quedar sentada en el césped, desviando mi mirada hacia la pequeña colina por la parte trasera de la cafetería, donde un grupo del equipo del fútbol estaban sentados, observándonos y riendo con muchos ánimos para ser tan temprano.

—Mira, tu nuevo enamorado nos está espiando —el tono de diversión en Haizel me hizo bufar, a lo que la maldita rio con muchas ganas—. Oh, Dios. Sólo tú no sacas provecho de esto. Puedes sólo tirártelo y luego desecharlo. Estoy segura de que nadie lo ha usado antes y serías la gran diosa del instituto si le dieras una cucharada de su propia medicina.

Podría. Soy muy consciente de que no necesito hacer un gran esfuerzo para acostarme con él y no sentir absolutamente nada, pero hacer eso sería... caer muy bajo. No quiero ser una persona que usa a otras personas, ya sea para algo económico, material o simple satisfacción. Un pensamiento que me hizo replantearme la idea de estar aquí...

¿Estoy usando al equipo para mi pase a Harvard?

No puedo pensar que esto está mal, porque es sólo otra actividad más y seguramente la mayoría lo hace por lo mismo, pero no pude ignorar el pequeño nudo en mi estómago por el malestar.

Now Or NeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora