Amelia, la chica con las mejores notas del instituto, tiene un propósito muy claro en su vida: entrar a Harvard cueste lo que cueste.
Sin embargo, nunca creyó que eso la llevaría a formar parte del equipo de porristas, a acercarse más al capitán del...
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Follar.
Dijo la palabra Follar.
Estoy mirándolo con terror, sorpresa y como si le hubiera salido otra cabeza.
Es que se le puso dura la otra cabeza...
Sacudo mi cabeza ante ese pensamiento incorrecto que fue imposible de contener. Mis pensamientos no tenían control, al igual que mi boca en ocasiones.
Kix estaba paralizado al igual que yo, aunque los dedos de sus manos se movían con inquietud dando golpecitos en sus piernas, mostrando su nerviosismo. Al menos sé qué no quiso decirlo, pero eso sólo me hace creer que sus palabras fueron completamente honestas.
Estoy actuando como una virgen, sorprendida y asustada de tener a un chico diciéndole que quiere follar con ella. He estado con... ¿tres chicos? Como sea, nunca había estado tan impactada.
Sobre todo, porque mi cuerpo ha reaccionado a sus palabras, mi respiración era más pesada, mi corazón parecía querer desbordarse, mis piernas temblaban, todo me empujaba a él para pedirle que... Lo hiciera.
No estaba pensando en Kix cómo mi mejor amigo, mi hermano de vida, el compañero de travesuras. Mi cuerpo lo está reconociendo como un atractivo chico que está en mi habitación confesando su atracción sexual hacia mí.
Madre de los Santos jugadores de fútbol, ¿por qué tienes que hacerlos tan buenos y a mi tan débil a ellos?
—¿Puedes decir algo o al menos dejar de mirarme como a un depravado sexual?
La depravada sexual sería yo, quien está dejando que las imágenes más salvajes y ardientes inunden mi mente.
—Perdón... —digo despacio, apoyándome contra la pared—. A veces olvido que tienes un compañero allí abajo que te hace pensar en esas cosas. Es solo que como tú y yo nunca nos hemos visto de esa forma, al menos creo que no. No lo sé... ¿O sí? —mis mejillas se tornaron aún más calientes ante el sonrojo de la vergüenza que estábamos pasando en este momento, más cuándo arquea su ceja en indignación—. Quiero decir, porque tú eres...
