Poemas a mi muerte

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Capítulo X

Poemas a mi muerte

{O de cómo hay lírica en los finales.}

Había sorpresa. Había tensión. Había silencio y también un intercambio de miradas. Harry encontró interesante e inquietante el asunto. Vera se removió, consciente del constante palpitar del corazón de su dueño, aquello sólo podía significar que se encontraba en peligro, sin embargo, no hizo amago de salir, esperaría hasta los últimos momentos.

—¿Harry James Potter? —cuestionó Tom Riddle, saliendo de su inicial sorpresa. Ignoró la provocación del niño—. ¿Potter? ¿Eres Harrison Potter y te alegraste los días engañándome? La ironía, un maldito Gryffindor jugando conmigo.

—Engañar es una palabra muy fea. Yo prefiero decir que estuve actuando. Además, ¿nunca te dijeron que no es bueno revelar información personal a desconocidos? —preguntó Harry con afabilidad—. Por cierto, no soy un Gryffindor, ew, el rojo escarlata opaca mis ojos. ¡Qué horrible hubiera sido usar esas túnicas todos los días por siete años!

Tom se río con sequedad, el sonido emitido fue tan carente de emociones que Harry se incomodó.

El niño que vivió... —dijo Riddle—. De alguna manera el héroe del mundo mágico se hizo con mi diario aun cuando las probabilidades de que eso sucediera fueran tan bajas. Le haces honor a tu título, Harry, ¿no te lo dije ya? Cualquier otro en tu lugar estaría a punto de morir por los constantes drenajes de energía. También debo de reconocer que tienes voluntad, te negaste a ceder ante los encantos de compulsión y no pude poseerte como hubiera sido lo ideal.

Ah, Tom Maldito Riddle amaba hablar, pensó Harry. La plática sólo estaba poniéndolo más nervioso.

—Tan malévolo —susurró Harry—. ¿Ahora qué? ¿Buscaras la manera de absorber todo lo que me queda, de adueñarte de mi cuerpo?

Tom hizo un fingido gesto pensativo. Enseguida se acercó hasta la orilla de la cama, extendió su mano y tomó uno de los tobillos del niño. Harry soltó un chillido por la fría sensación, intentó liberarse pataleando.

—¡¿Cómo es que puedes tocarme si eres transparente?!

—Es secreto. —Tom apretó su agarre, jaló la pierna de Harry con fuerza, después retrocedió unos pasos y arrastró el cuerpo más pequeño por el colchón sin mucha delicadeza.

Harry se aferró a la sábana que recubría la cama, la soltó cuando sintió que se le acababa el respaldo y su cuerpo se estrellaba contra el frío suelo. Un dolor en la lumbar y el zumbido en sus oídos fue todo lo que necesito para gemir de dolor. Vera siseó también al ser aplastada.

—¿Tu varita, Harry? Prefiero matarte rápido y sin mucho drama, desde que estamos en un orfanato, deseo terminar esto pronto.

Potter ignoró a Riddle, se llevó sus manos a su nuca y la sobó. La serpiente que había estado escondida salió, se irguió amenazante y soltó un silbido fuerte y constante.

—Vera, no... —murmuró Harry angustiado. Ignoró su dolor a un lado, se paró con problemas y se puso delante de la víbora que en más de una ocasión le había ayudado a preservar su vida.

—Una serpiente —susurró Tom, desconcertado por los acontecimientos—. Y tiene suéter...

En cualquier otro momento Harry se hubiera echado a reír. Todas las personas reaccionaban de la misma manera cuando veían las prendas de vestir de Veratrum, pero dudaba que su burla lo ayudara en su precaria situación. No estaba seguro de que tan peligroso era el espectro de Tom Riddle. ¿Podía arrancarle todo lo que le quedaba de vida ahora mismo o se necesitaba que él siguiera sosteniendo el diario?

Encantador de serpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora