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 Sus zapatos repiqueteaban contra el mármol azul generando un compás que acompañaba el vaivén de sus movimientos. Las paredes se encontraban altas e imponentes con el mismo roble oscuro de la enfermería, y cortinas de color negro caían elegantemente a los costados de cada ventana. Eche un vistazo a la vista notando que no había más que verde y acantilado más allá del colegio.

 En cuanto llegamos a su oficina, la puerta de esta se abrió sola, como si supiera quien se encontraba frente a ella, yo solo la seguí en silencio.

 Tomamos asiento, ella detrás del enorme escritorio negro, y yo frente a ella. El lugar se parecía más a una galería de arte que a otra cosa. Pinturas antiguas decoraban cada centímetro de pared salvo por la que se encontraba detrás de ella, que tenía una ventana que abarcaba cada extremo, del techo al piso.

 Como cada lugar del colegio, esta habitación era acogedora, y me permití relajarme un poco para la charla que estábamos por tener.

 Ella me miro expectante, y siendo que las palabras no lograban hacerse paso por mi garganta, ella fue la primera en hablar.

—Mi nombre es Beatriz Warren, soy la directora, y te encuentras en el instituto Kavanagh, colegio para adolescentes con problemas sobrenaturales.

—No espera que me crea eso ¿Verdad?

 Fue lo primero que salió de mi boca, un poco contrariada. Leia fantasía, y miraba películas, pero por sobre todo libros. Nunca llegue a creer que eso fuera real. Solo un par de páginas para escapar de la realidad de mierda que me envolvía. Ella suspiro como si mi comentario le sacara años de vida, y me miro reflexiva por unos segundos.

—"Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también..."

 Como si mi cerebro fuera automático, escupí las palabras completando su cita.

—"Viven dentro de nosotros, y a veces, ellos ganan." Stephen King.

 Ella sonrió como si hubiera encontrado un tesoro, y junto sus manos sobre el escritorio entrelazándolas.

—Malía, llevamos vigilándote hace meses, esperando por el momento exacto para reclutarte. Cuando aquel momento llego, tu madre tomo la peor decisión llevándote lejos, y las cosas se complicaron.

—No termino de entender por qué me querrían aquí. Una enfermedad psiquiátrica...

—Sabes que no estas enferma, capaz no quieras asumirlo, el miedo te lo impide, sin embargo, lo sabes.

 La escrute dubitativa por un momento tratando de asimilar aquella información, la parte irracional y curiosa dentro de mi quería saber más, aunque mi lado cuerdo sabía que no era posible todo aquello que ella me decía. Aunque quería creerle.

—Mi miedo es justificado y creo que se está confundiendo, tengo ataques de pánico, los tenía también de pequeña.

—No, corrección, los tuviste una vez de pequeña y fue cuando tu padre murió.

—¿A qué se refiere?

 Ella se levantó en dirección a una biblioteca que se encontraba a su derecha y yo la seguí con la mirada confundida, era imposible que ella supiera todo eso sobre mí. Luego de desvariar un poco, tomo un libro. Lo abrió en un marcapáginas, poniéndolo frente a mí, y me hizo un gesto para que leyera.

 La mujer de los tumultos o Banshee proviene del folclore irlandés del siglo VIII. Son espíritus femeninos que, según la leyenda, se le aparecen a una persona para anunciar con sus llantos o gritos la muerte de un pariente cercano. Son mensajeras del otro mundo, remanentes de deidades y espíritus de la naturaleza. El cristianismo se refiere a ellas como ángeles caídos, sin embargo, se confirma en la actualidad que la Banshee es una bruja, hija de Lilith.

Delirios [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora