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 Camine de un rincón a otro varias veces, intentando calmar mis nervios. En cuanto habíamos llegado al instituto, Dylan y yo nos dirigimos al despacho de la directora para contarle lo sucedido, sin embargo, él quiso entrar solo. Así es como había llegado aquí, y estaba de los nervios por todo lo que había ocurrido y porque necesitaba saber quiénes eran esos hombres.

 En cuanto la puerta se abrió, dirigí mi vista allí viendo al castaño acercarse a mí.

—Vamos a mi habitación, te mostrare algo —habló, empezando a caminar, sin darme opción alguna más que seguirlo.

 No había venido nunca por esta ala del edificio, era muy parecida a la mía, pero se encontraba del otro lado del instituto. En cuanto él se frenó frente a una puerta con el número cuatro en plateado, supe que habíamos llegado.

 Nos adentramos a una habitación bastante más pequeña que la mía y que tenía una sola cama en el centro. Un escritorio se encontraba frente a ella y a su lado, una gran cantidad de libros desparramados por el piso. Él se acercó a ellos tratando de encontrar algo y yo cerré la puerta tras de mí.

—Te haría bastante bien un librero —le dije en un tono sarcástico, sacándole una risa.

—Lo he encontrado.

 Tomó asiento en el escritorio y me hizo un gesto para que me acercara. Uno de los cuantos libros que había en el suelo se encontraba frente a él, este era considerablemente gordo y llevaba polvo encima como si no lo hubieran abierto hace mucho tiempo.

—Antes de irnos de allí, note que uno de ellos tenía una marca en el cuello, una marca que yo ya había visto antes —dijo el mientras inspeccionaba el libro en busca de algo—. Aquí, mira.

 Me acerque un poco mas para poder ver la imagen que el me mostraba. Era un espiral, y recordaba haberlo visto yo también, pero muy vagamente.

—Yo también lo vi, pero pensé que era solo un tatuaje —me hinqué de hombros dándole poca importancia.

—Lo es, pero este símbolo tiene su origen hace muchos años. No se la vi al otro tipo, pero me la juego que el también lo tenia —el se giro en la silla y posiciono sus ojos en mí, dispuesto a continuar—. Hace mas de veinte años existía una organización de humanos. Humanos que conocían la existencia de lo sobrenatural y creían que eso los hacia especiales o algo parecido. Eran solo aficionados, y les maravillaba todo esto.

 >>El mundo mágico hizo caso omiso de ellos, no les dieron importancia, pensaron que eran solo unos aficionados, y lo eran. Pero al ver que estaban siendo ignorados comenzó lo que sería la perdición para muchos de nosotros. Estos humanos se hacían llamar Venatores Viventem, que en latín significa "Cazadores de Criaturas".

 Secuestraban cambiantes, vampiros, hadas y hasta brujos, experimentaban con ellos y los esclavizaban hasta la muerte. Niños empezaron a desaparecer de sus hogares, gente que no volvía a casa misteriosamente, familias enteras que se esfumaban de un día para otro. Se piensa que hubo alguien que los paro, pero no esta en lo escritos y nadie sabe cómo lo hizo. Allí es cuando esta organización se extingue. La espiral, era su símbolo.

—¿Cómo es posible que unos simples humanos hubieran sido capaces de secuestrar a tanta gente sobrenatural? No tiene sentido, yo he visto lo que tú y muchos de aquí pueden hacer...

—Se creía en aquella época, que el que lideraba la organización era como nosotros, aunque nunca se confirmó. Lo que si logro confirmarse, es que en cuanto empezaron a secuestrar a los primeros niños, que eran los más fáciles de atraer, se inyectaban con su sangre. No importaba la raza, ellos experimentaban en sí mismos, convirtiéndose en una versión de nosotros monstruosa, y en contra de la naturaleza. Así se hacían más poderosos, allí fue cuando todo se salió de control.

Delirios [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora