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 Me recuesto contra la pared junto a mi rubia amiga, esperando a que el profesor llegue. Tenía muchísimo sueño. Me la había pasado todo el domingo estudiando con Dylan, por la noche había llegado Freya y nos habíamos quedado hasta altas horas hablando. Yo era de las que se dormía relativamente a las diez y le gustaba levantarse temprano, pero hoy me parecía mas atractivo quedarme en mi cama todo el día.

—¿Qué has hecho el fin de semana? Digo, además de estudiar con mi hermano —pregunto esta, mirándome de reojo.

—Dylan me llevo a mi casa a ver a mi madre, pero no había nadie —le respondí alzándome de hombros, no quería tocar mucho el tema de mi mama. No me había llevado la mas grata sorpresa al entrar a la que era mi casa.

 Freya me había puesto al día con lo que había resultado su fin de semana la noche anterior. Al parecer, su abuelo era un gran brujo también, y era adinerado, por lo cual su casa era grande y entretenida de estar. Ella parecía guardarle muchísimo aprecio, y me pregunte por que Dylan no se sentía de la misma forma.

 Alce mi vista inspeccionando al resto de estudiante que cursaban Pociones aquel día como nosotras. Había un grupo de hadas mas allá, Prudence sola en una esquina y los lobos al otro extremo. Mi miraba se detuvo en este ultimo grupo, apreciando a un chico rubio platinado que me miraba desde lejos.

—¿Quién es el? —le pregunte a mi amiga, con un gesto de cabeza. Ella resoplo, y entro al aula riendo levemente al ver que el profesor había arribado—. ¿Qué es tan gracioso? —dije siguiéndola.

 Nos sentamos en una de las mesadas mas apartadas del medio y ella soltó sus cuadernos con fuerza sobre la mesa, inspeccionándome.

—Pensé que tendrías un gusto mas original, eso es todo —dijo ella girando los ojos—. Ese es Trevor Maddox, todas las chicas gustan del el, esperaba que el primer chico que te llamara la atención no fuera tan... predecible.

—¡No dije que me gustara! —medio grite a la defensiva. No podía decirle que en realidad el primer chico que me había gustado del instituto era su hermano, pero que desafortunadamente, estaba ocupado.

—Lo que digas.

 Freya se miraba divertida por la discusión, y quise replicarle que se equivocaba, hasta que el profesor nos interrumpió pidiendo silencio general.

—Hoy haremos las pociones espejo, vistas la clase anterior. ¿Alguien puede decirme en qué consisten?

 Su mirada repaso a cada uno de los estudiantes que se encontraban allí, sin obtener respuesta alguna. Algunos de ellos bajaban la mirada, rogando internamente que no los llamaran, otros solo tenían un rostro de confusión como mi querida amiga. Levanté el brazo un poco tímida, y fui violada por la mirada de todos automáticamente. El profesor asintió en mi dirección y me dispuse a hablar, dejando el miedo de lado.

—Consisten en dos pociones, una para el encantador quien va a controlar todo, y otra para el receptor, quien terminara por copiar todas las acciones del primero, sin poder evitarlo, como un espejo.

 El profesor asintió orgulloso y volvió a decir algo más, cosa que no logre escuchar ya que mi mirada se fue en busca de aquel rubio, cuyo nombre ahora sabia, era Trevor. Como si fuera coincidencia, el también me miraba, y pude atisbar una sonrisa antes de volver mi rostro hacia mi amiga.

—Espero que sepas como hacerla, porque yo estoy super perdida —me dijo esta, mirando los ingredientes frente a nosotras sin saber cómo empezar.

 Le sonreí calmándola, y me dispuse a trabajar. No era una erudita en todo esto, pero la sesión de estudio de ayer me había puesto al día con todo. A demás, a diferencia de la rubia, yo si había prestado atención la semana pasada.

Delirios [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora