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—Creo que es hora de que nos resignemos —dije en un suspiro.

Habían pasado veinte minutos de absolutamente nada. Lo intentaba e intentaba, pero nada ocurría.

—No vamos a resignarnos, inténtalo un poco más —me animo Freya.

—Intente hacer lo mismo de la ultima vez y no está funcionando, quizá no estoy haciéndolo bien...

—Vale, entonces cambiemos de método —dijo Dylan, llevándose mi atención—. Pon la mente en blanco y en vez de intentar llamar a alguien, deja que venga a ti.

Lo mire por un segundo dubitativa para luego asentir. Cerré mis ojos e intenté no pensar en nada, solo relajarme. Era un poco estúpido, ya que mientras mas quieres no pensar en algo, es cuando tu cabeza mas desvaría. Pero así y todo lo intente, y el silencio reino por unos cuantos minutos.

—Lía, no te asustes y abre los ojos —me dice el castaño y siento algo estrujándose dentro mío.

En cuanto hago lo que me dice, me sorprendo de inmediato, pero no me muevo. Un niño está frente a mí. Su cabello es rubio y sus ojos de un marrón oscuro que irradian inocencia. Puedo ver a través de él, y lo rodea un aura de un color grisáceo.

—Hola —dice el, sonriendo de lado.

—Hola —digo en susurro—. ¿Quién eres?

—Soy William ¿y tú?

—Malía.

Intento regalarle una sonrisa que me sale medio torcida, el abre los ojos y sonríe contento por algo que desconozco.

—¡Eres como yo! —exclama eufórico.

—¿A qué te refieres?

—¡Banshee! —exclama casi gritando, y su voz suena como un eco lejano.

—Pensé... pensé que solo las mujeres podían ser banshees —le dije con un gesto de confusión en mi rostro.

—Nací en un cuerpo de niña, pero soy un niño —dijo el frunciendo el ceño y me temí ofenderlo.

—Pues entonces, mucho gusto William —le dije, y esta vez sonreí autentica, a lo que el solo me observo por unos segundos.

—¿Por qué te has contactado conmigo?

—En realidad, quería hablar con mi hermana.

—Tu hermana era humana —dijo, mas afirmando que preguntándolo, y la duda de como el sabia todas esas cosas me abrazo.

—Si, lo era —asentí en concordancia.

—No vas a poder hablar con ella a menos que ella lo quiera, funciona así con los humanos.

—¿A qué te refieres?

—Ella está aquí.

Sentí como el corazón me daba un vuelvo y voltee el rostro por inercia.

—¿Dónde?

—Dice que se comunicó contigo.

El niño me hablaba despreocupado y evitando mis preguntas, y eso me puso un poco nerviosa. Cuando me anote para esto era con un fin en específico, comunicarme con mi hermana. Jamás imagine que terminaría encontrándome con algo así. Ni siquiera entendía porque él estaba aquí y no ella.

—Ella... ella no me ha dicho nada —la voz se me partió y negué confundida—. Dile que se aparezca, quiero verla.

—No puede.

—¿Por qué? No entiendo...

—Por que es humana. Tu, como banshee, puedes comunicarte con el mundo de las sombras, pero no con los humanos, ellos van a otro lado.

Delirios [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora