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 La señora Warren levanto la mirada con una expresión indescifrable. Nos inspecciono a los tres, que teníamos la cabeza gacha sabiendo lo que se nos venía.

—Me fui una noche, y me encuentro con todo esto.

 Abrí la boca para exclamar algo y Freya me apretó la muñeca en señal de que callara. La directora no pareció notar esto y continuo con su discurso.

—Señor Walsh, usted destruyo una puerta del vestuario de mujeres, y espero que tenga un hechizo para reponerla devuelta en su lugar.

 Dylan asintió sin replicar nada, ni explicar por qué había roto la puerta. Para sacarme de ahí.

—Señorita Walsh, usted congelo a la estudiante Harris. ¿Correcto?

 Freya le respondió afirmativa y tampoco replico nada. Esto ya me estaba exasperando.

—O'brien, usted grito tan fuerte que la ventana del comedor estallo en pedazos, estoy segura de que no estaba consiente de esto, y aun no se si felicitarla por haberlo logrado o castigarla a usted también.

 La señora Warren bajo la mirada, escribiendo algo en un cuaderno. Volví a abrir la boca para exclamar algo y Freya apretó mi muñeca con más fuerza, a lo cual me solté brusca.

—No es justo que nos castigue por algo que no fue siquiera nuestra culpa —escupí, arrepintiéndome de inmediato.

 La directora levanto la mirada lentamente escrutándome. No respondió nada, y lo tome como una invitación a que prosiguiera.

—La puerta está rota porque yo estaba detrás y Dylan trataba de liberarme, Freya congelo a esa muchacha porque me estaba molestando. Y cabe aclarar, que grite siguiendo un consejo suyo, usted me dijo que si me lo proponía podía hacerlo —trague saliva un tanto nerviosa y me dispuse a continuar—. Necesitaba que alguien me escuchara y funciono. Todo esto no hubiera pasado si no fuera por esas chicas.

—Quiero hablar con Malía un segundo, por favor retírense.

 Solo con esas palabras, los gemelos salieron cabizbajos del despacho dejándome allí y la habitación se mantuvo en silencio por unos cuantos segundos que se me hicieron eternos.

—Malía, estoy consciente de todo lo que te hicieron las hadas y ellas ya han sido avisadas de su castigo. Dylan y tu no estarán castigados dadas las circunstancias, pero Freya sabe muy bien que lo que hizo no es correcto.

—Ella me defendió, lo hizo por mi —solté con un gritito ahogado.

—Tengo entendido que en el momento en que Freya utilizo sus poderes tu ya estabas liberada. ¿Correcto?

—Si, pero...

—Tenemos ciertas reglas aquí Malía, y estas se aplican a aquellos estudiantes que no saben controlarse y se abstienen a estas. Tanto si te hubiera ocurrido algo a ti o la señorita Harris, hubieran sido consecuencia de sus acciones.

 Supe que había perdido la batalla con este último veredicto, ella tenía razón. Pero, así y todo, no podía parar de sentirme culpable por la situación.

 Pero, así y todo, no podía parar de sentirme culpable por la situación

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Delirios [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora