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Las paredes se alzan blancas e imponentes a mis lados. No reconozco el lugar en absoluto y eso me desconcierta. Los pisos son de un mármol puro y brillante, se siente helado bajo mis pies, pero aun así sigo caminando. Hay una puerta al final del pasillo, blanca como el resto del lugar. Acelero el paso hasta llegar a ella y, un poco miedosa, la abro con un giro de perilla.

La habitación se encuentra prácticamente vacía, salvo por una mesa en el centro con un adorno un tanto familiar sobre ella. Una caja musical, plateada y avejentada, con espirales en los bordes. Era un regalo de mi padre de cuando Amy y yo éramos pequeñas. Me acerco y la tomo entre mis manos con cuidado, dispuesta a abrirla. La melodía de la conocida canción "Somewhere Over the Rainbow" suena en un tintineo constante y sonrió por inercia. En cuanto la melodía termina, cierro la caja y me quedo apreciándola. Hacía mucho que no me tomaba el tiempo de abrirla y recordar a papa, era un tesoro preciado.

En cuanto dejo la caja musical sobre la mesa, ambas desaparecen, y me sorprendo un poco antes de asimilar la situación. Estoy soñando y debo salir de allí.

Me vuelvo hacia la puerta para notar que esta se ha esfumado, y observo las paredes blancas a mi alrededor en busca de una alternativa.

"Malía, grita"

Dice una voz sin procedencia y un escalofrío me recorre de punta a punta. No pienso gritar, se en que terminará aquello.

"No puedes evitar la muerte, pero si encontrar su fin. Grita."

No voy a gritar.

"Lo harás."

La pared frente a mi empieza a deformarse, y atisbo lo que parecen rostros saliendo de ella. Me acerco lo suficiente para apreciarlos con cuidado, y estos empiezan a murmurar cosas que no comprendo. Levanto mi mano decidida hacia uno de ellos y este se petrifica de inmediato. Tres segundos pasan hasta que el rostro se tuerce y grita una palabra con un estruendo doloroso.

Y me hace gritar con él.

Me despierto desconcertada y un poco agitada por aquel sueño. La habitación del instituto me rodea y noto que aún es de noche gracias a la tenue luz que entra por mi ventana. Estaba acostumbrándome a este tipo de sueños, sin embargo, nunca lograba descifrarlos del todo. Un escalofrío me envuelve de repente y me levanto de la cama en dirección a mi armario para tomar la sudadera que Dylan me había prestado una vez. Parece que hubiera sido hace una eternidad, pero solo ha pasado un mes desde aquel día que me llevo a ver a mi madre. La sudadera me abriga en su totalidad y hago indicio de volver a mi cama para retomar el sueño, cuando un estruendo me detiene haciéndome saltar del susto.

—Mierda —exclamo en un susurro y me giro en la dirección de donde provino la explosión.

Un papel cae lentamente desde el techo, y no tengo la menor idea de su procedencia. Me acerco para tomarlo en el aire y lo desdoblo para leer la pequeña nota que se encuentra allí. Reconozco la letra de inmediato y quiero insultar a Dylan en todos los idiomas existentes por que me ha hecho pegar el susto de mi vida.

"Ven a mi habitación cuando despiertes. -D"

Debato entre la idea de volver a dormir o ir a su habitación, y me decido por la ultima ya que se que no podre conciliar el sueño por la intriga. Me amarro el pelo en una coleta alta y acomodo un par de libros que han quedado tirados en el suelo gracias a mi sesión de estudio de la noche anterior. Le echo un vistazo a mi librero antes de irme, la caja musical se encuentra imponente y preciosa en el estante más alto y sonrió para mis adentro por inercia antes de salir de allí.

 Le echo un vistazo a mi librero antes de irme, la caja musical se encuentra imponente y preciosa en el estante más alto y sonrió para mis adentro por inercia antes de salir de allí

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Delirios [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora