19. El Árbol Ladrón

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Al llegar a la puerta del colegio, procedo, igual que todos los días desde que inicié el colegio aquí, a bajarme del auto, al mismo tiempo que Sof. Después de todo un viaje en el que Sof no ha dejado de preguntarme acerca de las razones que me llevaron a escapar del colegio ayer, lo último que necesito es un momento incómodo con el hermano de mi mejor amiga, pero no puedo evitarlo cuando Sof cierra la puerta detrás de sí y, al tiempo que quiero seguirla, oigo la cerradura del auto y confirmo mis sospechas al tirar de la manija. Estoy encerrada con este atractivo pero extraño chico, a quien se supone que debo conocer pero en realidad no conozco en absoluto.

-Déjame bajarme -digo finalmente, rechinando mis dientes.

"Si no quiero hablar contigo, amigo, no me presiones." A pesar de que las palabras se esfuerzan por escapar de mis labios, las mantengo conmigo, porque no sé qué es lo que hubiera hecho Jannet en mi lugar, pero estoy segura de que no sería pedirle que lo deje en paz.

- ¿Qué sucede contigo, princesa? Estas muy rara desde que desapareciste. Elizabeth lo dijo en la mesa anoche, y no está dramatizando esta vez. Antes me rogaba porque pasara contigo la noche cuando mi hermana se dormía, y ahora ni siquiera vienes a casa.

-Solo... me siento mal en estos días, eso es todo -invento, frunciendo el ceño-. Lo lamento, Nico.

-Y eso. ¿Desde cuándo eres tan correcta? ¿Te han lavado el cerebro o algo así? Porque te juro que no lo entiendo.

-Estoy bien, Nicolas, solo necesito paz unos días, cuando ella vuelva... cuando esté mejor, te juro que regresaremos a lo que éramos.

-Eh... -Me mira confundido, pero parece suficiente para acallar sus dudas, porque otra vez abre las puertas del auto y yo consigo salirme.

Camino en dirección a Sof, quien me mira y sonríe, para luego continuar hablando con la gente de su grupo. Nuestro grupo. Se supone que también es mío, pero no consigo introducirme de ninguna forma en su conversación, a pesar de los vastos intentos de los integrantes. Dan me mira de vez en cuando, pero ni siquiera me sonríe, tan solo se mantiene allí por un tiempo, para luego voltearse y caminar en sentido contrario al nuestro. Me temo que sigue molesto conmigo, después de que lo rechazara, pero no es mi culpa no conocerlo, tampoco estar aquí, y después de saber que la Jannet a la que todos esperan está secuestrada, con su vida en peligro, no quiero preocuparme por él. Si fuera por mí, salvaría sin dudas a Jannet, la traería de regreso y me regodearía de verla junto a sus amigos, disfrutando con ellos, felices. Ella parece saber cómo hacer a todas las personas aquí sentir parte, mientras que yo tan solo quiero escapar con Sof y Lisa y escucharlas discutir de sus tonterías, o sobre mí. Extraño nuestra pequeña amistad de a tres, donde todas éramos igual de importantes y estábamos cómodas, podíamos contarnos todo, aunque a veces sus comentarios me molestaran, en eso consiste una relación, ¿no? Aceptar los defectos de los demás.

El grupo que se supone es mío continúa hablando, pero me alejo de ellos cuando veo a Jake Bladdel bajar del auto de su padre. Suspiro pesadamente al verlo avanzar en dirección al colegio con una mueca de dolor constante, como si cada paso requiriera un gran esfuerzo. Me apresuro a ir hacia él. Sus anteojos continúan rotos, pero ese parece el menor de sus problemas. Todos en nuestro alrededor no dejan de fijarse en él, probablemente por su estado deplorable, las ojeras debajo de sus ojos celestes, su piel pálida, o la lentitud con la que avanza.

-Jake -digo finalmente-, pensé que hoy estarías mejor. ¿Por qué has venido en ese estado?

-Mi madre está muy molesta -explica, suspirando pesadamente-. No puede creer que haya sido capaz de pelear con un compañero del colegio... por ti.

- ¿Por mí?

-Le dije que había tenido una pelea, y no se me ocurrió ninguna razón, así que ella está segura de que fue por ti.

Jannet GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora