8. Cumpleaños No Tan Feliz

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Probablemente esta noche podría ser la más hermosa, brillante y perfecta de toda la eternidad. Durante la madrugada, mis ojos se abren. Por la ventana no entra más que la luz de la luna que nos rodea mientras ambos estamos abrazados. Una manta cubre mi cuerpo y los brazos de Amir Scott se encuentran enroscados en mi cintura, como si temiera que, de soltarme, pudiera escapar, así que permanezco a su lado, sintiendo la calidez de su respiración y a su pecho subiendo y bajando sobre mi mejilla. Podría vivir aquí toda la vida, escondida entre su pecho desnudo y sus fuertes brazos, sintiendo su aroma corporal abrazar mis fosas nasales. Pero en algún momento tendré que irme. Creo que eso es lo más difícil de todo, lo será levantarme y despedirme de él para regresar a verlo en la terrible intimidad de un cuarto desarreglado de mantenimiento, en el que apenas tengo luz para verlo a los ojos mientras me promete que seré suya durante toda la vida. Permanezco en silencio por cuanto más puedo, con una sonrisa en el rostro, disfrutando de la sensación de libertad, de alegría, de felicidad y de tranquilidad que solo él puede brindarme, como nadie más, hasta que finalmente cierro los ojos y el sueño regresa a mi cuerpo y me invade, hasta dejarme nuevamente dormida.

***

Un ruidoso artefacto me despierta en lo que parecen ser horas más tarde. Toda la lluvia de hace dos días parece haberse retirado totalmente para permitir dar paso a un sol capaz de iluminar todo el departamento. Los pájaros cantan, o al menos así parece serlo, mientras que el extraño y metálico objeto que Amir hace sonar me quita mis pensamientos positivos de la vida. O, al menos así es, hasta que me siento en la cama y lo observo, aún vestido tan solo con sus bóxers y su hermoso contorno completamente a la vista. Tanto así que siento que podría empezar a babear en poco tiempo. Relamo mis labios justo cuando él posa su mirada en mí.

-Lamento si te he despertado -susurra.

-Podría acostumbrarme a todo esto -canturreo, con la voz grave debido a mi descanso.

-Te tapé en la noche, no dejabas de temblar, Jan.

¿Acaso podría ser más perfecto? Sonrío mientras me levanto de la cama y camino en su dirección. No recuerdo ni una vez que haya estado vestida con tan poca ropa, sin contar las veces en las que me he desnudado frente a Amir, que habrán sido... ¿dos veces? Contando esto, probablemente.

- ¿Y qué provocó que me despertaras? -pregunto, caminando en su dirección y abrazándolo por la espalda, mientras espío su desayuno que tiene aroma de ser completamente prometedor.

-La idea era que duraras dormida un par de minutos más. Era un desayuno por tu cumpleaños -me explica.

-Te he arruinado la sorpresa.

-Hm... -Susurra, entrelazando sus dedos de una mano con los míos, con la otra continua batiendo lo que sea que está horneando-. Pancakes y malteada.

-Suena bien. ¿Beso de los buenos días? -imploro.

Amir se voltea y deposita un pequeño pero dulce beso en mis labios, sonriendo.

- ¿Eso es todo? -me quejo.

-Es hora de desayunar, señorita.

-Está bien, señor.

-Podría acostumbrarme a que me llames así.

-Pues definitivamente no lo haré -concluyo, riendo.

Después de un par de besos más y Amir recordándome que había hecho el desayuno para que lo disfrutara caliente, ambos nos sentamos en su improvisada mesa de plástico y comemos tanto los pancakes como la torta que nos olvidamos completamente de comer ayer. Mientras, conversamos. Es bonito estar así con él, sin miedo de ser vistos, sin temer. Nuestro tiempo juntos cada vez decrece más y más, y serán horas antes de que mis padres empiecen a preguntarse cuando deben ir a por mí a casa de Lisa, y, para ese entonces, debo ya estar allí. Sostiene mi mano con fuerza y me remonta a hace un par de horas, cuando me apretaba contra sí con tanta sutileza y determinación, aún dormido. No va a dejarme ir, no quiere hacerlo. Yo tampoco quiero que lo haga.

Jannet GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora