Jannet Green

23. Sueños Recurrentes

Solo oigo mi respiración, golpeando sobre mi pecho, completamente agitada. Estaba durmiendo hasta hace apenas unos minutos, pero de pronto un agudo dolor en el pecho ha logrado despertarme, provocando que mi respiración sea más costosa en estos momentos. Intento que mis brazos protejan mi torso como un escudo, mientras parpadeo, intentando ver algo, pero no lo hago, en absoluto. Todo se ve completamente oscuro, ni una sombra, ni un movimiento, tan solo la pura oscuridad y el sonido de pasos que se mueven alrededor de mi cuerpo en posición fetal en el piso.

No puedo ver, ¿acaso estoy ciega? ¿Qué me han hecho? Sé muy bien dónde estoy, sin embargo, eso no me calma ni un poco, tan solo hace que me sienta aún más intimidada.

- ¿El nene se despertó de malas hoy? -pregunto, con mi voz agitada, aunque el sarcasmo en mi tono es más que evidente.

-Cada vez estoy más cerca...

La voz monótona del hombre frente a mí, al que no puedo distinguir, me sorprende, pero yo me siento tranquila, a pesar de la mano que sostiene mi barbilla y presiona para levantarme de mi posición en el piso, hasta sentarme nuevamente. Siento un extremo dolor en el centro del pecho, pero por alguna razón no se lo demuestro, tan solo permanezco con aires amenazantes frente a él. No quiero que vea que tengo miedo, estoy haciendo todo lo que puedo para controlar mis gestos, aunque no veo una salida de aquí, y mi corazón late tan fuerte que podría detenerse en cualquier momento y se sentiría igual, con la presión sobre mi pecho, y sus manos apretando mi barbilla. Parpadeo, intento verlo, veo algunos movimientos, más allá de la venda que impide mi vista, pero absolutamente nada más, no intento nada más. Mis manos tienen movimiento, mas no el suficiente como para levantarme de mi lugar y empezar a correr, después de todo, ahora distingo el metal que suena cada vez que me muevo, por más precavida que sea. Estoy atada, ¿y con cadenas?

Necesito verlo, pero mi cabeza no responde a mi cuerpo, que pide por favor sacarme la venda, tener alguna otra pista, a la vez que intento decirle a Jannet que todo estará bien, que pronto estaré allí, salvándola, que confíe en mí. Aún no sé qué haré, como lo lograré, pero es un hecho que conseguiré llegar a ella cuanto antes, que tema, pero que aguarde a por mí.

-Cada vez estoy más cerca de ella -dice el hombre de la máscara.

-Esa perra jamás reemplazará mi lugar.

Una risa computarizada resuena por donde sea que estemos.

- ¿De verdad crees que eso es lo que quiero, Jannet? -Pregunta-. Por supuesto que no, no la quiero ocupando tu lugar, la quiero de mi lado.

-Ninguna persona cuerda se pondría de tu lado -escupo, a la defensiva-. Esa perra no puede tener tanto odio en su interior, no como tú.

-Tus padres me hicieron así, ellos mataron a los míos, ahora te verán morir desde el infierno al que ellos mismo se enviaron al abrir la cárcel.

Sonrío, negando con la cabeza de un lado hacia el otro.

-Nuestros padres están muertos, los dos pagaron por lo que hicieron. ¿Qué hace que tus padres sean diferentes a los míos?

-Tus padres. Los Green, los héroes de la ciudad. Hicieron muchas cosas buenas, nunca los han juzgado, siempre han sido idolatrados. Han matado gente, y han hecho cosas mucho peores. Mis padres murieron siendo humillados, los deformaron, frieron sus mentes y nunca recibieron un castigo. Tus padres murieron por un accidente, los míos fueron asesinados.

-Tus padres asesinaron, eran asesinos, nunca fueron las víctimas de todo esto. Merecían lo que les pasó.

-Eres tú la que está atada, y yo soy el que tiene el poder. Lo haremos, es cuestión de días hasta que suceda, Jannet, es una lástima que ya estarás muerta para ver al magnífico The Greens Security, el único patrimonio que tus padres te dejaron, ser derrumbado por mí, apoyado por el ejército que tus padres querían formar.