Mi padre tiene una colección de armas guardadas dentro de un armario blindado. La única forma de abrirlo es tomando la llave, que se encuentra en el llavero de mis padres, pero es imposible distinguirlas del resto. Ni siquiera yo sé cuál de todo el montón es la que importa realmente, así que el acceso hacia él es inalcanzable. Esa es la excusa que mis padres inventaron siempre que quise invitar amigas a mi casa. Ese armario ha hecho que mis padres también dejaran de invitar y, por consiguiente, también dejaron de ser invitados. Mis padres perdieron a todos sus amigos cuando empezaron a actuar tan intensamente con sus trabajos, sobre todo cuando dijeron a todos aquellos que intentaron mantenerse en nuestras vidas que, el poco tiempo que tenían libres, querían dedicárselo a la familia. Y para cualquier persona sonará excelente, pero estar en casa, recibiendo llamadas a todo momento, conversando acerca de sus trabajos o discutiendo por ellos, no es un tiempo familiar.
Siempre he odiado ese armario, aunque soy consciente que, de no ser ese armario, lo podría ser el refrigerador o el sofá. Cualquier excusa con tal de justificar la falta de amigos. Pero, en este momento, mientras mi madre me mira con una mueca de desprecio debido a la ropa que he traído sucia y pienso en la pelea con mis amigas en el día de hoy, ese armario es lo mejor que me podría haber pasado.
Espero a que mi madre acabe con la historia del detenido al que está defendiendo, aunque todos en la mesa sabemos que es culpable de un asesinato, nadie dice absolutamente para declararlo culpable, tan solo nos dejamos llevar a sus intentos de aferrarse a las pruebas que consiguen dudas, para encontrarlo inocente y hacer bien su trabajo. Mi madre y mi padre son completamente opuestos, pero chocan de una forma positiva. Él atrapa criminales, ella intenta liberarlos. Superhéroe y villana, conviviendo. A pesar de eso, creo que se aman. Desde hace mucho tiempo que no los veo besarse, pero supongo que lo hacen cuando no me encuentro presente, o en su cama en la noche...
Cuando mi madre acaba con su testimonio, me apresuro a introducir mi tema antes de que mi padre lo haga.
—Se acerca mi cumpleaños —digo con un tono monótono, intentando ocultar la emoción de mi voz ante lo que estoy a punto de proponer—. Lisa me invitó a dormir a su casa, pensé que sería una buena idea ir.
Mi madre me mira con una mueca seria, mientras mi padre bebe de su vaso.
— ¿No vas a festejarlo con nosotros?
—Es que quería iniciar mi cumpleaños con mis amigas esta vez. Podría invitarlas aquí, pero... el armario...
—Entiendo —interrumpe mi padre, asintiendo. Mira a mi madre—. Podría ir en la noche y regresar a la mañana siguiente.
—Exacto. —Muerdo mi labio con fuerza. ¡Está sucediendo!
—Supongo que podría ser... —empieza a decir ella, suspirando—. Pero deberás volver temprano, así podremos festejarlo contigo.
Otro cumpleaños más con mi familia. Para cualquiera sonará bien, o bueno, no para todo el mundo, pero para mí, es un infierno. Mis padres intentar estar de su mejor humor posible, lo que se torna tedioso, además de que están siempre pendientes de qué hago, con quien hablo, quien me llama y jugamos juegos de mesa que me aburrieron hace tantos años que no podría contarlos con los dedos de la mano.
—Suena perfecto.
—Llamaré a la madre de Lisa para arreglar todo, ¿cómo se llamaba?
— ¡No! —exclamo. Mis padres me miran sorprendidos.
—No se grita en esta mesa, Jannet Green. —Mi padre presiona sus labios y alza una ceja.
—Lo siento. Es que ya lo he hablado con ellas, la madre de Lisa está muy ocupada y eso, entonces... yo lo arreglo, ¿bien?
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Jannet Green
FantastikJannet Green cree que su vida siempre ha sido controlada. Con padres sobreprotectores y una rutina monótona y aburrida, ella cree que es un ser desdichado. Lo único que sus padres no han podido controlar es su obsesión con los superhéroes y con Jak...