29. Plegarias

17 6 6
                                    

Roxana no es quien creía. Es una bruja malvada y desquiciada que todo lo que quiere es su bienestar económico, no importa que deba perder el único recuerdo de su hermana que sigue con vida. Por otro lado, tenemos a John Peters, a quien parece que mis padres (o los padres de la Jannet de este mundo) han encarcelado injustamente después de denunciar los abusos de los justicieros con los criminales.

Ya no sé quién es el malo de esta historia. Todo parece estar tan entrecruzado que no distingo si mis padres merecen todo lo que su primogénita está pasando, o si es que no tiene sentido de pronto. Aún así, nadie está procediendo de la forma correcta. Lo correcto parece estar muy torcido en ese mundo, o al menos en la mente de Amir Scott y Roxana. Si Amir Scott actúa con fines legítimos, con la intención de salvar a cualquier futura víctima de ataques, ¿por qué no estudió abogacía como mi madre y se encargó de su defensa? Claro, porque no todos han tenido una educación como la mía, la misma Jannet Green de aquí lo dijo, que si estuviera en mi lugar, me mataría sin siquiera pensarlo. Excepto que no lo haría. Si hubiera crecido en mi casa, con mis padres, con mi familia, amigos y novio, sería idéntica a mí, y podría entender el dilema moral en el que me encuentro al aceptar asesinarla. Amir debería entender, me encantaría poder convencerlo de que lo mejor no es esto, esta no es la solución para nadie, a excepción de Roxana, que ella sí se encontraría completamente dichosa al suceder toda esta situación, siendo que heredará todos los lujos que a los que Jannet tendría acceso una vez cumplido los diecisiete años. La historia de Roxana es la única a la que le veo un sentido, aunque eso no evita que la odie. La entiendo, a pesar de que yo nunca actuaría tan dramáticamente por la avaricia, ¿o sí? Digo, ese es mi dilema, ¿no? Estoy intentado decidir entre mi regreso a casa y la vida inocente de Jannet Green. Pensar que me avergonzaba que mi padre pasara a buscarme por la secundaria con su patrulla de policía y afirmaba no ser en absoluto como él. Si fuera de aquí, y mis padres fueran acusados de todas las barbaries por la que se los acusan, sería un completo desastre. Ellos me avergonzarían, aunque quizás pensaron que hacían lo mejor, o quizás no, quizás no eran como mis padres son. No lo sé. Es un dilema que tengo con respecto a ellos. No entiendo cómo debe sentirse Jannet con todo esto que le está sucediendo. Quizás siente lástima, enojo hacia sus padres, o tan solo está ciega y no puede ver el mal que sus padres causaron en todas estas personas.

Amir, quien perdió a sus padres después de varios experimentos, que creció con rencor y enojo, creyendo que la única oportunidad que tendría para vengarse significaba destruir The Greens Security.

Roxana, que quedó en la calle después de la estafa de su hermana y luego tuvo que acoger a su hija, quien era un recuerdo constante de lo que habría podido tener y no tuvo.

Y John Peters, que dice ser inocente y que su familia lo espera en casa, encarcelado después de decir la mera verdad.

Muchas vidas arruinadas por dos personas que se escondían bajo la máscara de "querer ayudar" a la sociedad.

Tengo miedo. Por qué, se preguntarán, si después de todo, las cosas parecen acomodarse a mi favor, ni que estuviera secuestrada como el resto de las personas tomadas en contra de su voluntad aquí. La realidad es que Jannet tenía razón. Yo no soy muy diferente a ellos, yo estoy aquí, secuestrada, podría decirse, en ese mundo, desde que tuve ese accidente. Además, no puedo salir de aquí ni aunque lo quisiera. Amir no ha hecho amagos de permitirme una salida, pues cuando le dije que necesitaba ropa envío a uno de sus aliados a conseguirla por mí. Tengo miedo de no tener oportunidades, de que mi plan fracase, de que Jannet realmente muera y a manos mías. Todo lo que quería era ayudarla, ¿cómo acabé en esta situación? Me siento la mala de la historia y la verdad es que podría serlo, de no ser porque siento demasiado cada paso que doy en falso, hacia la dirección equivocada. Cada pensamiento, cada amague, cada acercamiento hacia la muerte de alguien más se siente como un golpe duro en el pecho que duele tanto como para dejarme sin aire. Tengo miedo de en quien me puedo llegar a convertir, me temo a mí misma más que a todas las personas que se encuentran presentes aquí. Me aterra verme al espejo y no reconocerme, tener los ojos hinchados de no dormir, los pómulos finos por la falta de apetito y las mejillas rojas por el frío que tomé en el refrigerador.

Jannet GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora