XI

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Después de contarle toda mi conversación con Zayn a Ali, pedí una pizza ya que moríamos de hambre. Entre la espera nos pusimos a ver la televisión en la sala.

- ¿Hace cuando pedimos la pizza? - Exclamó Ali frotándose el estómago.

Reviso mi reloj de la muñeca y ruedo los ojos.

- Hace diez minutos - Digo y ella hace un ruido extraño con la boca.

- Iré a mi habitación a sacar el dinero - Le aviso y me levanto del sillón.

Al llegar, la puerta cruje por la vejez que tiene.

- Tengo que comprar aceite para la puerta - Me digo a mi misma.

Me dirijo a paso lento hacia mi mesita de noche que yace al lado de mi cama. Abro el pequeño cajón blanco y saco dos billetes de veinte.

De repente, un ruido fuerte me sobresalta. Me fijo por la puerta que dirige hacia mi patio trasero que es por donde ha venido el ruido y me fijo que una rama está chocando contra el muro de madera. El árbol de la vereda de mi casa es muy alto, por lo cuál alcanzo a ver un gato caminando dispersamente.

Sin prisa, deslizo la puerta ventana dejando paso libre por todo el patio. Las hojas de algunos arboles están regadas por el pasto mientras camino sobre ellas. Levanto la mirada encontrándome con un gato negro que confunde con la oscuridad de la noche. Este mismo trata de no caerse al suelo. Quito el seguro de la puerta y la abro despacio. Al salir la junto y me quito una pulsera de la muñeca colocándola exactamente en la parte baja de la puerta, en forma de evitar que se cierre por completo. Volteo nuevamente y me asombro al no ver al gato nuevamente. Mi ceño se frunce buscando al gato por todo el árbol, pero definitivamente no hay rastro alguno del animal.

Inesperadamente, por inercia volteo cuando el sonido de una puerta cerrarse inunda mis oídos. Bajo la mirada y me aseguro que la pulsera no está ahí. Al sentir a una persona delante mío, corro los ojos a la derecha y me topo con las botas de un chico. Recorro a la persona desde los pies a la cabeza, y al final, mis visión choca con la verde.

Con los ojos como platos, retrocedo unos pasos y antes de voltear para empezar a correr, una sonrisa malvada nace de sus labios.

- No irás muy lejos - Murmura por mientras yo trato de escapar.

¿Qué quiere? ¿Qué me va a hacer?

En la esquina exterior de la manzana de mi casa, su mano rodea mi brazo y dolorosamente me empuja hacia su pecho. Un gemido escapa de mi boca al momento en el que me golpeo la cabeza con su mentón. Yo sigo en un intento de salirme de sus brazos, pero él es generalmente más fuerte que yo.

- Suéltame - Le obligo pero él no responde y aumenta la presión en el agarre.

Tiene las manos sosteniendo vilmente las mías, y sus piernas enredadas entre mis pies. No tengo escapatoria.

- ¿Qué quieres? - Le pregunto una vez me rindo de escapar.

- ¿Sabes? Sólo quiero dejar las cosas en claro - Habla firmemente.

- ¿Qué mierda quieres dejar en claro?

- Primero, no vas a hablarme así - Me dice y yo levanto las cejas.

- ¿Perdón? Tu no vas a decirme que hacer ni que decir. En ese caso sería yo la que te tengo que decir que hacer y que decir. ¿Lo recuerdas? Soy tu protectora de testigos.

- Por eso mismo lo digo, tu eres una chica y yo un chico.

- ¿Y a mí qué? Es sólo mi trabajo - Exclamo molesta. - Eres un maldito machista - Detrás de mi fuerza su agarre y yo me quedo inmóvil.

Maybe [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora