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La última clase ya había terminado, así que Gabriela fue directo al estacionamiento a sacar su coche para alistarse para la salida de Malia y Lydia. Entró y condujo hasta su casa.

El reloj marcaba las 4:27 así que se duchó y comenzó a arreglarse. El cielo se veía nublado, por lo cual se suponía que haría frió.

Decidió utilizar un pantalón cómodo con una sudadera blanca con rosas en las mangas. Bajó las escaleras perfumada y puso en un bolso de lado negro su celular, y su billetera. Se despidió de su madre al escuchar la bocina del auto de Lydia.

 Salió de la casa y subió al auto en el asiento de copiloto, solo estaban ella y Lydia ya que irían a buscar a Malia. Al estar juntas Lydia condujo hacia la pista de hielo, al estacionar bajaron del auto.

— ¿Sabes hacerlo? — preguntó la pelirroja mirando a la chica lobo

— Si — respondió admirando el cartel de luces de neón.

 Solo habían tres personas. Buscaron sus patines y Gabriela observó a Lydia con un vestido

— ¿No tienes frío? — Preguntó

— De hecho, me estoy congelando... pero amo este vestido — Respondió patinando hacia la pista. Ella miró a Malia quien solo respondió un "Pronto te acostumbrarás" antes de tomar su mano e ir juntas a la pista.

Patinaron, y rieron por mucho tiempo, y se reían por las caídas de ellas mismas al intentar hacer lo mismo que Lydia. Al terminar salieron del lugar dispuestas a ir a comer pizza. Lydia encendió el auto y colocó en el GPS la pizzería mas cercana. Comenzó a conducir tranquilamente charlando con las chicas.

"Gire en la siguiente calle y conduzca directo. Gire y conduzca directo"

— Lydia, ya pasamos por aquí — Comentó Malia mirando por el espejo a la pelirroja

— Claro que no, solo faltan tres cuadras — Respondió concentrada

— ¿Como sabes que faltan tres cuadra para llegar, si hace poco dijiste que no sabías donde quedaba la pizzería? — Preguntó la pelinegra

— El GPS me esta indicando por donde ir — respondió tranquilamente girando el volante. Un escalofrío recorrió el cuerpo de ambas chicas. Ambas se miraron entre si.

— Ly-Lydia — tartamudeó Gabriela — El GPS esta apagado — informó y Lydia frenó de repente haciendo que ambas chicas soltaran una gran bocanada de aire

— ¿A caso no escuchan las voces? — preguntó mirándolas preocupada esperando un "si" por respuesta. Ellas negaron.

Hubo un silencio hasta que Gabriela habló.

— Lydia... arranca — ordenó

— ¿Que? ¿Que pasó? — preguntó Lydia arrancando lentamente

— Estas en medio de una calle de cruz, me sorprende que aún no haya venído un... — Fue interrumpida por un fuerte sonido de claxon, al voltear se dieron cuenta de que venía de un camion

— ¡¡LYDIA ARRANCA! — Gritó la castaña y Lydia reaccionó pisando el acelerador.

Las chicas gritaban por la movilidad tan rápida del auto que iba a toda velocidad sin ningún rumbo.

Lydia aún escuchaba el GPS del auto, y aun así sabiendo que estaba apagado siguió sus ordenes hasta llegar al estacionamiento de un almacén.

Las chicas bajaron del auto, Lydia tranquilamente, las otras no tanto. La pelirroja caminó hacia uno de los autos des estacionamiento. Este tenía unas manos marcadas con sangre.

— Malía, mira esto —Las dos chicas se acercaron y sintieron su corazón latir rápidamente.

Las dos siguieron caminando siguiendo a Lydia hasta que ella paró frente a un cuerpo ensangrentado que yacía en el piso.

Este tenía los brazos, cara y el el abdomen negros, como una niebla, esta  resaltaba su rostro. Lydia miró a las chicas y le dijo a la coyote

— Llama al papá de Stiles — ordenó.  Miró a la pelinegra quien miraba el cadáver con lagrimas acumuladas en sus ojos , ella estaba en un estado de Shock.

De repente comenzó a negar sutilmente y a mover sus labios temblantes, cayó de rodillas al suelo y sus ojos se tornaron dorados, apoyó sus manos en el pavimento y llevó una a su pecho, este comenzó a subir y bajar de manera extraña.

Se levantó y se tambaleaba buscando aire inhalando fuertemente, ni siquiera podía oír lo que Lydia le decía.

— Malia, — ordenó asustada al ver como como la chica no se tranquilizaba. La castaña marcó al moreno quien contestó inmediatamente.

— Voy en camino, estoy con Stiles y su padre — habló antes de que ella lo hiciera

— Mas te vale que te apures. Gabriela está teniendo un ataque, y no puede respirar — Dijo nerviosa Malia. Scott miró a Stiles quien escuchaba todo gracias al altavoz.

— ¿Tiene un ataque de pánico? — pregunta Stiles

— Creo que si, no lo sé ella ni siquiera puede hablar solo trata de respirar, y no puede. Por favor dense prisa — suplicó y colgó

Scott miró a Stiles preocupado, y el alguacil aceleró para llegar lo antes posible.

Al llegar bajaron rápidamente, el alguacil llamó refuerzos mientras Scott y Stiles se acercaban a las chicas quienes habían logrado alejar a Gabriela de la escena del crimen.

Scott se acercó a ella con cuidado recordando lo que le había dicho su padre la noche anterior.

— Gabriela — La llamó con voz suave — tranquila soy Scott... estoy con Stiles — Le hizo una seña a su amigo para que hablara

— Hola — dijo, fue lo único que se le ocurrió

— Vengo por ti — Dijo acercándose. Ella trataba de escucharlo pero no podía. — Escúchame soy yo — Habló nuevamente. — Cuando iba a escuchar sonaron las sirenas de las policías y ella brincó hacia el moreno haciendo que el la sostuviera firmemente — Tranquila, soy yo

— No... No me dejes ir con ellos Scott ¡¡POR FAVOR!! — gritaba suplicando aterrorizada — 'Por favor no me dejes — suplicaba dando golpes en pecho del alpha. Sin más se desmayó

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Aqui se viene lo chido

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ALMAS PERDIDAS 🔹 Liam Dumbar |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora