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Ahí estaba ella, pensando en el gran susto que Liam le había dado, se sintió como en su sueño, donde mataba a Mason. Estaba sola en uno de los pasillos que tenían vista a las canchas, estaba caminando hasta que se quedó quieta. La estaban siguiendo. Caminó esta vez más lentamente mientras agudizaba sus sentidos, esperó un minuto y volteó al mismo tiempo que el cazador la iba a atacar, sus ojos y colmillos resaltaban en la luz, y mientras que con su mano derecha detuvo la mano del cazador la cual tenía un pequeño cuchillo la mano izquierda del hombre la apuñaló fuertemente en la parte de abajo del estómago haciendo que ella soltara un fuerte gritó con un rugido, sus ojos volvieron al color natural, dilatados. El hombre abrió los suyos
— no eras tú — susurró sorprendido y se fue dejándola ahí.
Los chicos, quienes estaban en saliendo del salón escucharon en grito y salieron corriendo siguiendo a Liam. Él castaño la consiguió en el piso con las manos en la herida y quejándose del dolor, se agachó, estaba asustado
— ¿Que pasó? — preguntó alarmado. Ella no podía responder — MASON AYUDAME A LLEVARLA — gritó y Mason llegó a su lado, estaba temblando
— Voy a encender el auto — informó Corey. Cuando ambos la levantaron ella soltó un gemido de dolor, era inútil que caminara. Liam la cargó y ambos corrieron al auto. Corey lo encendió y aceleró a la clínica veterinaria, Deaton tenía que verla, no era una herida normal. La pareja iba adelante mientras que los dos betas atrás. Ella tenía sudor en su  frente y la sangre salía sin control
— Me duele mucho — dijo con dificultad. todos estaban asustados
— ACELERA — gritó Liam
— No puedo, esto es el límite en esta calle — respondió la quimera
— ACELERA CARAJO, ELLA ESTA MAL — gritó y él hizo caso

Ella se quejaba de dolor, levantó su mano de la herida y con cuidado levanto un poco su camisa dejando ver la herida negra, luego miró a Liam

— Duele mucho — comentó, Liam la tomó de la mano y absorbió su dolor, y se dio cuanta que era demasiado doloroso — Estoy perdiendo mucha sangre

— Shh, no hables — le susurró, y apretó su mano mas fuerte 

— Tengo miedo — confesó, cuando el castaño iba a responder el auto se detuvo. Habían llegado. Él la cargó y entró rápidamente a la clínica con los chicos

— Acuestala en la camilla — ordenó Deaton preparando una jeringa. Liam lo hizo 

— No me dejen sola, tengo miedo — suplicaba negando viendo a Mason — Liam todo esta oscuro — suplicaba — tengo miedo, enciendan la luz — decía llorando, y en ese preciso momento el corazón del beta se sintió triste. Deaton le hizo una señal para que la distrajera mientras le inyectaba la solución para que la infección no avance — Por favor, no me dejen sola 

— Liam entrelazó sus dedos con los de ella — Yo estoy aqui, no tengas miedo — decía pero ella lo buscaba con la mirada — No te pasará nada — Deaton la inyectó y ella gritaba mientras sentía el liquido en su cuerpo. Liam apretó mas su agarré. 

— Le inyecté unas hierbas, hacer que sane rápido,  pero duele demasiado — informó Deaton viéndola 

Luego de un minuto se calló, y la herida comenzó a sanar. Liam no soltó su mano. Luego la ayudó a levantarse estaba agotada
— gracias Deaton, me salvaste otra vez — agradeció mirándolo. Él asintió
— voy a matar a ese idiota — informó Liam ahora molesto, ella lo detuvo
— él no quiso hacerlo — respondió — pensó que era otra persona — explicó
— Igual pudo matarte — respondió Mason
— pero no lo hizo — dijo ella — Necesito que me presten un poco de ropa, si llego a mi casa así, mis papás me mandaran a Francia — bromeó
— Vamos a casa — dijo Liam. Agradecieron nuevamente a Deaton y fueron en auto. Todo estaba en silencio, Liam condujo el auto de la pelinegra hacia la casa de los chicos, y luego ellos dos a su casa, sus padres no estaban. Ella pasó en silencio, cómo había estado todo el camino, Liam la guió a su habitación, y le abrió la puerta del baño y ella entró, se duchó rápidamente y vistió con una ropa de Liam. Salió y vió a Liam sentado en la cama tocando sus manos, ella se sentó a su lado
— ¿Pasa algo? — preguntó estando a su lado 
— Cuando estabas en la clínica, ¿Porque no podías verme? —  preguntó
— No lo sé, todo estaba oscuro y tenía miedo — respondió. Él la miró, y unió las cejas
— ¿Por qué tienes tantas ojeras? — preguntó mirándolas ya que no tenían maquillaje, ella volteó su rostro avergonzada — No estás durmiendo bien — afirmó ella se quedó callada — sabes que puedes confiar en mí ¿No? — se levantó y se agachó frente a ella cuando la miró tenía una mirada cansada, ella lo miró a los ojos y ambos sintieron esa corriente en sus cuerpos, ella lo abrazó y ocultó su cara en su cuello
— Desde que desperté de coma he  tenido pesadillas, y son muy reales — admitió — cuando todo está oscuro veo al espíritu, pero es mi mente, no es real... Igual da miedo — explicó. Y se quedaron en silencio, Liam se separó un momento y se sentó a su lado — ¿Recuerdas cuando Deaton me sumergió en el hielo? — el asintió — dijo que quedaría una puerta abierta en mi mente, y en esa puerta entró en miedo — resumió — cuando está oscuro, tengo esas pesadillas, y se que no son reales, pero igual

— ¿Quien mas lo sabe? — preguntó 

— Nadie — respondió — no creo que a alguien le importe si no duermo o no

— a mi me importa — admitió — ¿que haces cuando tienes miedo? — interrogó 

— Solo espero a que sea de día, o espero dormirme sola — confesó 

— Prométeme que cuando no puedas dormir, me llamarás ¿ok? — ella asintió — ahora debes ir a tu casa, tus padres deben estar preocupados — le recordó. ella asintió y él la acompañó hasta el auto 

— Gracias por tido, Li — dijo y lo abrazó, se subió al auto y fue a su casa

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ALMAS PERDIDAS 🔹 Liam Dumbar |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora