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Ya habían pasado 21 días desde que habían encontrado el cadáver en el bosque. 21 días, 6 cadáveres, la estación de policía no dejaba de abrir nuevos casos relacionados a esas muertes.

La presión estaba aumentando entre la manada, así como el miedo en el pueblo. Todos en Beacon Hills se hacían la misma pregunta "¿Quien será el próximo?".

La ansiedad no abandonaba el cuerpo de la pelinegra; no habían conseguido nada desde esa noche, lo único que encontraban eran cuerpos consumidos por las tinieblas que ahogaban las almas.

Faltaban 21 cuerpos para que llegara su turno, 63 días para hallar una solución para que mas nadie muera.

Sus padres no sospechaban nada de lo ocurrido con su hija, solo trataban de ayudar a  la policía a resolver los casos de "envenenamiento", en un intento nulo de llenar el vacío que dejo el asesinado de Jason en su corazón.

Todos se habían vuelto mas cercanos a la pelinegra, a excepción de Hayden y Liam, quienes al contrario de Stiles y Scott no la soportaban; pero Hayden solo lo hacia porque la pelinegra de verdad, a pesar de las circunstancias lograba sacar por completo de las casillas a su novio.

Stiles y Scott trataban de consolar a la chica en sus ataques de ansiedad, ocultando de ella que ellos se sentían de la misma forma.

Por otro lado,  tenían que dejar todo a un lado a la hora de comenzar las clases, pero esto se le había hecho casi imposible a la pelinegra quien no dejaba de pensar en quien era esa voz tan familiar que la había ayudado todo este tiempo a encontrar las pistas sobre el Tử vong

Ella había estado teniendo sueños, en los que ella estaba en un lugar, muy frío. Lydia y Malia trataban de ayudar utilizando los métodos de hipnosis que la pelirroja siempre utilizaba, pero ninguno funcionaba con ella; de igual manera la pelinegra no podía sacar de su mente "Solo un acto significativo podrá conectarnos".

El reloj marcaba las 2:45p.m e Isabella condujo hacia su casa para tratar de seguir investigando. Estacionó su auto azul, sacó de su mochila la llave de la casa, entró y se sobresaltó al ver a sus padres sentados en el sofá. Colocó su bolso en este, y los miró

— Hola, ¿qué hacen aquí tan temprano? — preguntó extrañada. Ellos no contestaron — No me digan que es por el partido de Lacrosse de hoy, porque comienza a las 7:00 de la noche — rió haciendo referencia a que hoy irían juntos al primer partido de la temporada — Los chicos jugaran contra Devenford, escuche que son buenos — sonrió, pero su sonrisa de borró al ver a sus padres serios. — ¿Qué les pasa? — preguntó confundida. Su padre suspiró y habló 

— Tenemos que hablar — Dijo — toma asiento — ordenó, y ella lo hizo. Su tono era suave, eso le preocupó 

— ¿De que quieren hablar? — Preguntó ella alzando por un momento las cejas. 

— De ti — Dijo su madre 

— ¿Podrías ser mas especifica? — Preguntó 

— La señora Martin nos llamó, y nos dijo que últimamente te sales de las clases, y los profesores te notan distraída — informó su madre — Gabriela, nunca hemos tenido este problema contigo, por favor dinos que ocurre — el tono sonó casi como una súplica, y eso la lastimó

ella sabía que estaba preocupando a sus padres, pero no podía decirles la verdad, sin embargo si mentía ellos lo sabrían. Se quedó callada un momento 

— Es... es solo que muchas cosas que están pasando me tienen preocupada — comenzó — todos los cuerpos hacen que recuerde cada vez mas a Jason — Habló, y no era mentira lo que decía.

Sus ojos se habían cristalizado un poco, si era alguien con quien quería hablar de eso era con sus padres, pero no podía hacerlo, sabía que eso ocasionaría un caos mental en ellos, el mismo caos que ella estaba teniendo, o peor. 

— Hija, estamos para ti. Somos una familia, y la familia se apoya. Así que no tengas miedo de decirnos nada — Dijo su padre acariciando su rodilla, ella sonrió 

— Y ahora tienes nuevos amigos — recordó su madre — A veces la familia no esta compuesta solo por personas que comparten el mismos ADN — Dijo su madre  levantándose del sofá en el que estaba sentada y caminando a en donde estaba sentada su hija, y la abrazó 

— ¿Eso quiere decir que mi hijo puede ser un perrito? —  preguntó cambiando de tema, y rió 

— Te dije que no  vamos a tener perros — regañó la mujer.

Ella miró a su padre pidiendo ayuda y el solo subió los hombros

— ¿Saben que? — se levantó de donde estaba sentada — No hay amor — Dijo indignada y caminó hacia las escaleras, y se volteó — Recuerden que tienen que alistarse temprano. Hoy van a jugar Scott y Stiles y no quiero llegar tarde — Dijo y subió las escaleras

Tal vez algo inesperado pararía ese día

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Espero les haya gustado


ALMAS PERDIDAS 🔹 Liam Dumbar |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora