¿Y si Nefertari hubiera apoyado a Moisés?
Pienso que si Nefertari (la que conocimos en la serie) hubiera existido, hubiera estado al lado de Moisés en todo momento...
Desde niña, a pesar de su madre, elegía a Moisés, a pesar de Ramsés, elegía a Moi...
Nefertari regreso al harén con miles de interrogantes, miles de desenlaces de la clase de futuro que les aguardaba.
¿Qué podía hacer? Quería ayudarlo, pero no quería alejarlo de ella. De pronto alguien interrumpió sus pensamientos, Karoma.
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-¿Está todo bien, Señora?- dijo- volvió con un semblante de preocupación.
-Tienes razón Karoma- dijo Nefertari haciendo una pausa- estoy muy preocupada.
-¿Puedo ayudar? ¿Quiere contarme que pasa?
-Sólo puedo decir que Moisés está perdiendo la razón. Ahora déjame dormir.
-Sí, señora- respondió Karoma- estaré al pendiente
"Moisés está perdiendo la razón" se repetía una y otra vez. Pero una parte de ella intentaba comprender a Moisés ¿Cómo se sentiría ella si nunca hubiera conocido a sus verdaderos padres? No saber de donde vienes te genera dudas sobre quien eres realmente. Eso siempre afectó mucho a Moisés y ahora que sabía que sus padres nunca lo abandonaron, y que estaban vivos, era lógico que quisiera conocerlos. Pero, cuando conociera a su verdadera familia, ¿Iba a cambiar? ¿Moisés iba a seguir siendo el mismo?
Con todas esas dudas se levantó a pedirle a la diosa bastet ayuda, hasta que sus peticiones fueron interrumpidas por su madre, quien la sobresaltó.
-Ay mamá, ¿Quieres matarme del susto?
-Disculpa- dijo Yunet con su extremadamente sigilosa voz- pero ¿Despierta a está hora? ¿Pidiendo a la diosa bastet? Debes estar muy afligida
-¿Yo? No...
-Entonces, ¿Qué le pedías?- dijo la astuta Yunet
-La verdad no le estaba pidiendo, sino agradeciendo- mintió Nefertari
-¿Agradeciendo?
-Eso mismo, ella me ha bendecido mucho. Me voy a casar con el hombre que amo, ¿Qué más podría desear?
-¿Ya lograste sacar a Ramsés de tus pensamientos?
-¿Cómo puedes decir eso mamá? Mis pensamientos sólo se ocupan de mi prometido.
-Ah, sí -dijo Yunet con una sonrisa fingida- Que bueno. Pero en caso de que vuelvas a sentir dudas en relación a los príncipes, la diosa te puede ayudar. Valdría la pena pedírselo.
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-Yo ya me decidí por Moisés, mamá- dijo Nefertari con una sonrisa para hacer enojar a su madre- Ahora, con permiso, buenas noches.
En ese instante se dio cuenta que si había alguien que se alegraría de lo que Moisés estaba haciendo era su madre. Y no iba a darle el gusto a su madre de verla dejar ir a Moisés. Moisés era guapo, apuesto, ella veía como se ganaba la mirada de las jóvenes en harén, aunque siempre opacado por Ramsés, pero para ella no era así, aunque Ramsés era más alto y músculoso, había algo en los ojos de Moisés que lo hacía más atractivo a su vista. Además era inteligente, fuerte, valiente, fiel, él era, aún en contra de todas las espectativas exactamente igual en valor a cualquier egipcio, Moisés era la prueba viva de que los hebreos no eran inferiores, como muchos egipcios suponían, eso la llevaba a pensar, ¿Qué tenía de malo querer involucrarse con su familia hebrea? Los hebreos y los egipcios eran iguales en cuerpo y mente, ella no debía despreciarlos, la única diferencia entre ellos es que ellos se negaban a adorar a los dioses egipcios e insistían en ser monoteístas. Ahí estaba la respuesta, Nefertari debía apoyar a Moisés en sus decisiones. La diosa bastet le había dado la repuesta, ¿O podría haber sido el Dios de los hebreos? Decidió no pensar en eso por el momento, sólo tenía una cosa clara, y para eso necesitaba la ayuda de Karoma y de su novio Ikeni.
Nefertari seguiría a Moisés a la villa.
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