53. ¿Un bebé?

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Minutos después Nefertari fue escoltada hasta la sala del trono, tenía los pensamientos confusos, si bien Moisés no debió haber mentido en cuanto a su parentesco, en ese instante ella no podía desmentir el hecho, decidió guardar silencio en cuanto al asunto hasta el regreso de Moisés, que esperaba fuera pronto.

Antes de que las puertas de la sala del trono se abrieran Nefertari pudo escuchar la música en el interior y una voz que la anunciaba, respiró profundo para intentar alejar esas náuseas que tenía debido a los nervios.

Las puertas se abrieron, fue entonces que pudo ver los músicos, y el salón bellamente adornado con jarrones y candelabros de oro en cada rincón, aquel lugar desbordaba elegancia y riqueza, dirigió su mirada a la gran mesa preparada, adornada con las más finas telas, repleta de bocadillos y al rey sentado de un extremo de ella.

-Nefertari -saludó el rey

-Su alteza -dijo ella

Ella hizo una reverencia y después se acercó al rey. El rey se levantó para tomarla de la mano y depositar un beso en ella, después de elogiar lo bella que se veía, la invitó a sentarse a su lado.

Los sirvientes se acercaron con las jarras de vino y los platillos recién preparados, estos eran servidos con total delicadeza en frente de cada uno, después de eso se retiraron para quedarse parados en un extremo del salón.

Fue entonces que el rey propuso brindar por ellos, en Egipto no era algo que solían hacer, por lo que el rey le explicó que con el vino puedes deleitar a todos tus sentidos, excepto al oído, pero el sonido de las copas al chocar suplen ese aspecto.

Ambos alzaron sus copas y después las llevaron a sus bocas.

Nefertari sólo tocó el vino con sus labios por miedo a que pudiera haber un afrodisíaco en él, después separo sus labios, se limpió y sonrió.

Después de unos minutos hablando de asuntos triviales, como la comida y el clima en esos días, el rey notó el aspecto cansado que ella tenía, sobretodo en sus ojos.

-¿Has dormido bien, Nefertari? Te notó cansada

-Sí -mintió ella-, su majestad.

-Tus ojos no dicen lo mismo -afirmó el rey

Ella curvó sus labios en una sonrisa sin mostrar los dientes.

-Si hay algo que te molesta en el palacio puedes decirme -continuó el rey

-Oh, no -se apresuró a decir-. Mi estancia en el palacio ha sido encantadora...

-Entonces, ¿qué es eso que te preocupa?

Nefertari dudo en decirlo, ¿qué tal la plática se complicaba como con Zur? o aún peor, ¿y si el rey ya lo sabía?

-Sólo no pude dormir muy bien estos últimos días -dijo ella, y era verdad, aunque la razón principal era el temor que tenía por aquel encuentro, sumado al hecho de no saber nada de Moisés.

-¿Y a qué crees que se deba? -preguntó el rey intuyendo la respuesta

-Mi hermano -soltó Nefertari sin más- No he sabido nada de él y temo por su vida

-Él está vivo por si te interesa saber -dijo el rey sin mayor preocupación antes de tomar un sorbo de su copa-. No tienes nada que temer, Nefertari. Moisés está en compañía de mis mejores hombres, además él también es un muy buen guerrero según me han hecho saber mis mensajeros.

Nefertari se limitó a asentir despacio.

-Las últimas noticias que me llegaron de las compañías a su cargo dicen que está avanzando muy bien... Si tengo más noticias te lo haré saber -dijo abruptamente dando por terminado el tema

A donde vayas: Moisés & NefertariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora