𝗔𝗣𝗦➪ A Charlotte la abandonaron en un orfanato cuando era pequeña. Ya va a cumplir la mayoría de edad y esta lista para salir de ese lugar.
Sin embargo, sus planes cambian cuando unos chicos famosos la adoptan para formar parte de su famosa casa...
Con dificultad y cuidado me di la vuelta y abrí un poco los ojos, solo para encontrarme con Stefan.
Esto ya era una verdadera pesadilla.
—Tenemos que irnos— murmuró
No tenia ni la mejor idea de cuánto tiempo había pasado, solamente sabía que era bastante.
No había sabido nada de ninguna otra persona más que Stefan.
—Tus amiguitos se han estado acercando, no me puedo arriesgar entonces tenemos que irnos— explicó
Me levanté con dificultad debido a todas las lesiones de los golpes que me ha dado a lo largo de mi secuestro.
Me dolía cada jodida célula. Ni siquiera podía moverme.
Me tomó las manos y comenzó a guiarme por la casa, supongo a la salida.
En uno de los pasillos había un espejo y solo pude dar una rápida mirada, mi cabello estaba todo enmarañado, estaba sucia y tenía moretones y algo de sangre.
—Iremos a una casa más bonita— murmuró abriendo la puerta principal —Podremos estar tranquilos y felices ahí.
Achiné mis ojos al toparme con la poderosa luz solar, poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la luz y pude darme cuenta que la casa estaba en medio de la nada.
Frente a esta solo había un auto, que supongo es el de Stefan, y todo lo demás era puro bosque. Solo árboles y más árboles.
Verdaderamente estábamos en medio de la nada.
Stefan continuó jalándome hasta llegar a la puerta del copiloto que en seguida abrió y me metió en el.
Se dio con rapidez la vuelta y después el se subió en el asiento del piloto.
—Esto lo hago por nosotros Charlie— murmuró pero no respondí —Cuando éramos adolescentes te prometí que encontraría la manera de estar siempre a tu lado, al fina la he encontrado y nada me va a impedir que lo cumpla.
Cuando era una adolescente era una estúpida, conocer a Stefan fue mi peor error y de lo que más me arrepiento.
—Te amo Charlie, nunca lo vayas a dudar.— continuó
Si tan solo existiera una máquina del tiempo...
Se inclinó y me dio un pequeño beso en los labios.
Sentí nauseas como cada vez que me tocaba, era un asco conmigo misma. Hace que me sienta sucia.
Solo espero que así como lo dijo mis amigos se descubran donde estoy.
Por lo menos no se han olvidado de mi.
Ahora me arrepiento de no haber apreciado más los detalles.
Extraño un simple beso de Bryce, una caricia de Jaden, una risa de Dixie, un abrazo de Kio, lo extraño todo.
Espero poder regresar a su lado, regresar a cómo era antes mi vida.
Ahora todo eso parece tan lejano e irreal, como si nunca hubiera existido.
Stefan comenzó a conducir el auto, iba por un camino de terracería.
Pasaron bastantes minutos hasta que llegamos a una gran reja con una cadena y un candado, claramente no se le escapaba ni un solo detalle.
—No te muevas— ordenó abriendo la puerta y bajándose del auto
Caminó hasta la reja, sacó unas llaves y retiró el candado y la cadena, para después abrir las rejas.
Regreso al auto y avanzó solo hasta pasar las rejas.
Aún la mayoría era bosque, todo se veía verde y vivo.
Stefan volvió a bajar del auto para cerrar la reja, al instante mis ojos se fueron a mi costado.
Stefan había olvidado colocar el seguro en la puerta, esta era una gran oportunidad.
¿Que pasaría si no lo logro? ¿Y que si lo logro?
Miré tentada a la puerta y luego a la parte de atrás donde se veía a Stefan cerrando las rejas.
Cerré los ojos y sentí como si el mundo se detuviera.
Mi futuro se podía basar en una sola decisión.
Podía sacar mi último esfuerzo, mi último respiro de energía y tratar de correr, aunque las heridas me dolieran.
O podía simplemente quedarme aquí y dejar que Stefan decidiera mi futuro.
Tengo un último intento, un intento decisivo.
Respiré hondo antes de clavar mis dedos en la manija y abrir la puerta.
Un último esfuerzo por mis amigos.
Bajé un pie y bajé el otro.
Mi corazón iba a mil por hora.
Respire fuerte antes de comenzar a correr, mi cuerpo dolía a cada paso, cada vez más insoportable pero algo pasable gracias a la adrenalina.
Corría sin rumbo fijo, solo pasaba por la ahora pavimentada calle.
Hasta que sentí un tirón de mi cabeza.
Miré atrás y me di cuenta que realmente no había corrido mucho, en mi se si rieron como kilómetros pero en realidad solo fueron un par de metros.
—Nunca lo vas a entender— murmuró Stefan antes de tirarme al suelo y darme una patada en el abdomen
Me bloquee al dolor, ahora lágrimas salían por mis ojos y sentía que daba mi último respiro.
—¡Alto ahí! ¡Manos donde se puedan ver!
Lo último que mis ojos pudieron captar fue como una silueta conocida corría en mi dirección y por detrás se notaban algunas luces rojas y azules.
Antes de que la silueta llegara a mi o tan solo pudiera reconocerla, volví a quedar inconsciente.
Las últimos minutos se volvían cada vez más borrosos.
No podía distinguir la realidad de la imaginación.
Solo esperaba no estar muerta.
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