Capitulo 27

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(...)

- ¿Cuántos años llevas aquí en California? - me pregunto.

- Tres años ya cumplidos pero este año cumplo cuatro- le respondí.

- Por lo que me conto Luke, siempre has estado poco tiempo en un mismo lugar, nunca estabas quieta- yo voltee mi cabeza para mirarlo, él me imito y al instante deje de mirarlo, para seguir con la mirada en el camino de la feria que recorríamos- ¿Por qué ahora estas quieta?

- Porque me agrada estar aquí- respondí sin pensarlo mucho, sonreí de lado y lo mire- Pero que no te sorprenda si un día vienes a verme y ya no estoy más aquí- volví a mirar una de las atracciones de la feria- Apenas me aburra de este lugar me iré.

- ¿Nada te tiene atada aquí? - me pregunto curioso.

- No- otra vez respondí sin pensar.

- Pensé que les tenías cariño a esa familia de ángeles que te cuidan- respondió restándole importancia- Me equivoqué.

Volteo para mirarlo.

- Les tengo mucho cariño- respondí- Volvería a visitarlos, eso está claro; pero nada me amarra a seguir en este lugar.

- ¿Nada? ¿Tampoco un alguien? - volvió a preguntar divertido.

Dejo de mirarlo para prestar atención al camino.

- Así es, nada ni nadie; no soy muy creyente en eso del amor- respondí divertida.

- El amor existe- me dijo.

Volteo para mirarlo, empiezo a reír en su cara.

- Si claro- respondí de manera sarcástica- Y yo me voy a teñir el cabello de rosa- reí levemente.

- Te quedaría bien, no lo niego- me respondió- Pero volviendo a lo principal; el amor existe, pequeña Celeste- yo lo mire de manera burlona.

- Llevo varios años en la tierra, vagando por todos lados y te puedo asegurar que esa mierda cursi no existe- metí mis manos a los bolsillos de mi casaca.

- Pues yo soy prueba de que el amor existe- dijo él- En especial el amor verdadero, soy fruto del amor verdadero de mis padres, después de todo.

Ambos dejamos de caminar, voltee para mirarlo.

- Alexander- dije de manera seria- Debes de dejar de vivir en una fantasía; tus padres solo tuvieron suerte- lo mire a los ojos- El amor verdadero no existe, si así fuera, tus padres estarían contigo, te hubieran criado juntos y no serias el acto benéfico de la Diosa Gea- Alexander me miro mal- No lo tomes a mal, quiero mucho a mi tía Gea, pero seamos sinceros, tus padres te dejaron con ella porque es la menos peligrosa de todas las Diosas y es la única que dirá que si sin pensarlo.

Ambos estábamos serios, mirándonos el uno al otro, se formó un gran silencio entre los dos.

Él empezó a reír de pronto.

- Oh, pequeña Diosa de Sol- dijo con burla y algo de ternura- No sabes nada sobre el amor- yo lo mire molesta- Ni, aunque tu seas la que lo sienta, nunca lo has podido descifrar o identificar.

- Se mucho sobre el amor, sé que solamente es algo que inventaron para justificar el obsesionarse de sobremanera con otra persona, es una simple mentira convertida en idealización.

- Querida Celeste, hablar contigo sobre el amor es como hablar con una pared- dijo divertido- Creo que lo mejor será cambiar de tema, para no arruinar nuestra pequeña salida.

Cerré los ojos, tome aire, me tranquilice y solté el aire.

Abrí mis ojos y lo miré.

- Concuerdo, sigamos- dije retomando el camino.

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