Cap.10 "No existe final".

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El timbre sonó y mi madre corrió a la puerta para encontrarse con su hermana. Ella la abrazó mientras mis dos primos pequeños entraban en la casa. Solíamos turnarnos cada año para pasar Navidad en su casa o la nuestra.

Mi tío entró detrás con unas cuantas cajas de regalos envueltos y una fuente de comida. Mis dos primos se abalanzaron sobre Becky, abrazándola mientras yo lo ayudaba a que no se le cayera nada de las manos.

Comimos una lasaña que era la especialidad de mi tía, según ella misma. Cuando se hicieron las doce, los niños corrieron hacia el árbol arrastrando a Becky con ellos. Las gemelas Olsen, como les decíamos mi hermana y yo a los pequeños porque era exactamente iguales a pesar de ser niños, se llevaban muy bien con Becky debido a que ella siempre jugaba con ellos. Tenían doce años, así que no tuvieron tanta diferencia de edad cuando fuimos pequeños a la hora de jugar. Pero cuando ellos tenían seis años, yo ya tenía trece, no me apetecía jugar a nada.

Nos instalamos en el árbol con la sidra en las copas y unas pequeñas bandejas de snacks de maní con chocolate y bombones de whisky. Los niños comenzaron a buscar sus nombres en los regalos y los abrieron desesperadamente cuando los encontraron.

—Este es para ti Zoey —dijo uno de ellos con una sonrisa.

—Gracias James —respondí devolviéndole la sonrisa y tomando el presente con mi mano libre.

Era algo pesada así que tuve que dejar la copa en la mesita para sentarme en el sofá para abrirlo. Tenía una nota pegada junto al moño. "Con amor, mamá, papá y Becky". Les sonreí cuando noté que era de ellos pero estaban muy entretenidos riéndose y abriendo sus regalos.

Rompí el envoltorio para encontrar una pequeña cajita de color rosa pastel. Me mordí el labio muerta de la intriga y abrí la tapa. Mis ojos se abrieron sin poder creerlo. Una polaroid. Una cámara fotográfica. Tuve que dejarla a un lado para tirarme sobre ellos y abrazarlos.

—Oye, tranquila —me dijo mamá riéndose y besando mi mejilla.

—Nosotros pusimos el dinero, ¿pero quién crees que tuvo la idea? —preguntó papá obvio, dando un cabezazo hacia la entrada de la cocina.

Miré hacia allí y encontré a mi hermana entrando en la sala, dándole un bocado gigante a un budín de limón con su copa en la otra mano. Claramente, ya se había comido el primer trozo y fue por más. Se detuvo de caminar cuando vio que todos la mirábamos.

—¿Qué? —preguntó con la boca llena.

—¡Tú, pequeña genio! —le grité cuando salí corriendo detrás de ella.

Becky huyó de mi, pero como tenía la copa en la mano e intentaba no tirarla, no pudo avanzar mucho. La abracé por detrás y dejé un beso mojado en su mejilla.

—Ew, ew, ya Zoey —se quejó limpiándose mi beso mientras yo me reía.

Se hicieron las doce y media. Mis tíos junto a mis padres seguían tomando sidra en la cocina mientras que mis primos jugaban con sus juguetes nuevos y Becky leía uno de los libros que fue su regalo. Yo intentaba averiguar cómo funcionaba la cámara cuando el timbre sonó. Abrí la puerta para encontrarme a Atlas y Brooke junto a Jaxon. Fruncí el ceño sin saber que hacían aquí pero no pude evitar sonreír al verlos.

—Hola —saludé sonriendo.

—Feliz Navidad —dijeron todos casi al mismo tiempo.

Nosotros ante todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora