Cap.29 "Prometo bailar con ella".

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Brown City, Michigan. Mayo, 1993.

Abrí los ojos pesadamente cuando oí un ruido y vi a Brooke sentada en mi cama, mirándome con una sonrisa espeluznante. Su cabello estaba despeinado y aún tenía su pijama puesto.

—¿Qué haces, lunática? —pregunté con voz ronca, esperando tener un pantalón puesto porque no recordaba si me había desvestido antes de acostarme.

—Que me cuentes todo sobre anoche —pidió moviendo mi brazo y le di un toque en la mano para que me soltara.

—¿Y no pudiste esperar que baje a desayunar? —volví a preguntar con cara de fastidio y revoleó los ojos.

—No porque estará Rose. Ella ya está preparando el té y justo iba a ir por unos croissants a la panadería. ¿Quieres venir?

La miré con los ojos afilados en ella y ladeé la cabeza, sin poder creer que no se diera cuenta de la respuesta ella misma.

—¿En serio necesitas que te responda eso? —gruñí tapándome hasta la cabeza, queriendo seguir durmiendo pero sabía que era nuestro día con Rose y debíamos estar con ella lo que más pudiésemos.

—Deja de responder todo con preguntas, maldita sea. Te pareces a papá —dijo dándome un empujón y saliendo de allí.

Después de cinco minutos en los que me puse otra ropa y pasé por el baño, bajé cuando oí la puerta. Una canción sonaba en el tocadiscos y pude apostar que era Celebration de Kool and The Gang. Escuché que Brooke dejó algo sobre la mesa y Rose volteó a nosotros.

—Buen día Atlas —me saludó con una sonrisa y se la devolví sentándome a la mesa.

—Ah, me encontré a Wells en la panadería. Dice que vayas esta noche a su casa —me dijo mordiendo el borde de un croissant y la miré con los ojos abiertos—. ¿Qué? —preguntó encogiéndose de hombros—. Iremos al parque con Rose por la tarde y por la noche te vas —dijo ella, organizando todo mi día.

—Pero... —hablé para protestar pero mi abuela me interrumpió.

—Si Atlas, ve tranquilo. Sabes que no me molesta, además Brooke estará aquí.

Mi hermana me dio una mirada que yo solo entendía y asintió con la cabeza. Sabía lo que significa que ella estuviese aquí, que si Rose tenía su accidente ella podría llamar a casa de Wells y yo estaría en cinco minutos aquí.

—Está bien —acepté cuando vi que ya me habían planeado hasta el tiempo para ir a orinar.

El desayuno fue tranquilo y cuando se hicieron las once nos pusimos a ver la película favorita de Brooke que empezó en la televisión, Grease.

—No me canso de esta película —dijo ella cuando comenzó, mostrando a Danny Zuko y Sandy Olsson besándose en la playa.

—Esta era la película favorita de tu padre cuando tenía su edad —comentó Rose, acomodándose en el sofá.

—¿En serio? —preguntó mi hermana con los ojos abiertos—. Con razón nunca la quiere ver, debe estar cansado ya —bromeó riéndose.

—Y si, si aprovechas cada oportunidad para ponerla —me metí riéndome y Rose la miró con ternura.

—Me encanta John Travolta, demándame —me espetó para subirle el volumen cuando Grease Is The Word de Frankie Valli comenzó a sonar junto a la presentación.

Nosotros ante todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora