Atlas y yo pasamos el resto del día en la playa. Dejamos nuestras pertenencias después de entrar al hotel y salimos al sol. Nadamos en el agua, nos recostamos a tomar vitamina D y después de unas dos horas decidimos entrar por algo de comida.
Estuvimos una hora charlando recostados sobre una hamaca que colgaba entre dos palmeras. Veía algunos pájaros cantar mientras volaban sobre nosotros. El ruido del agua era algo totalmente relajante y no pude estar más agradecida. Con Dios, con el universo, con quien sea que estuviese allí arriba. Pero no por darle este don a Atlas, sino por ponerlo en mi vida. Por supuesto que estar aquí no era lo mismo que estar en Brown City pero yo no amaba a Atlas por lo que hacía. Sino por lo que era.
Él era atento, interesante, sabía mucho sobre ciertos temas de los cuales yo no tenía idea y no era sólo porque vivíamos en distintos siglos. Sino porque nos interesaban las mismas cosas y de una extraña forma, nos sentíamos atraídos él uno al otro.
Iba más allá de lo físico. Atlas me atraía de todas las formas posibles y no dejaba de ser un humano por poder viajar en el tiempo. Él era seguro pero tenía momentos de miedo. Era gracioso y también podía ser distante. Pero lo que más me gustaba de él es que, a pesar de tener todo un mundo a sus pies, me eligió a mí.
—Atlas —lo llamé cuando esa última oración apareció en mi mente en forma de duda.
—¿Si? —dijo mientras acariciaba mi cabello y la hamaca se mecía suave de un lado al otro.
—¿Por qué me elegiste a mi? —pregunté mirando las hojas verdes de una palmera sobre nosotros y los pequeños rayos de sol que se filtraban por ella.
Él no dejó de acariciarme cuando depositó un beso sobre mi frente.
—Porque eres lo que no encontré en el resto del mundo. Sé que te parece una locura...
—Si —lo interrumpí—. Es una locura. Todo el mundo para ti y me elegiste a mi.
—Yo no te elegí —dijo negando con la cabeza—. Yo te conocí. No voy a decirte que fue amor a primera vista cuando no lo fue. Eres una chica de cabello y altura normal, no destacas a primera vista.
Me senté para poder mirarlo mejor porque no estaba entendiendo su punto.
—Pero comenzaste a hablar, a contarme todo lo que sabes, a deslumbrarme con esa memoria que todo lo recuerda. Con esa biblioteca musical en tu cabeza que nadie desde 1992 hasta 2011 tiene. Eso te hace especial y creo que tu también pensaste eso de mi.
Lo pensé durante unos segundos. Atlas no me había llamado la atención físicamente hasta que conversamos un rato, fue entonces cuando noté que me sentía atraída hacia él.
—Pero si eres guapo. Scarlett lo dijo el primer día de escuela, tu amiga Jasmine también lo sabe e incluso mi hermana hizo bromas sobre eso.
Él se rio y negó con la cabeza. Tomó mis manos y las dejó reposar sobre su pecho.
—No me importa el resto, me importa lo que tú pienses —dijo echando un vistazo al agua—. Al resto debo parecerle atractivo porque no conocen mi interior. Seguramente se aburrirían de escucharme hablar de viajes por lugares que nadie conoce y cantantes que ya están muertos.
—Eso es lo que me gusta de ti —le reproché dándole un pequeño golpe en el abdomen.
—Admítelo. Te sientes atraída hacia mi por lo que conoces, por lo que sabes que voy a hacer o decir —explicó sonriendo.
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Nosotros ante todo
Teen FictionZoey Parker es una adolescente viviendo en 1992 pero todo cambia cuando Atlas Reed aparece. Descubrirá que el chico no solo le atrae, sino también que viene del año 2010 y puede viajar en el tiempo. Él tiene una misión que cumplir y es la razón por...