Brown City, Michigan. Abril, 1993.
Abrí los ojos para encontrarme en mi cuarto de la casa de Rose. Sonreí cuando vi que estaba aquí. Abrí mi mochila y saqué una botella de agua para beberla sin piedad. Brooke a mi lado copió mi gesto mientras podía oír su respiración totalmente agitada.
—Dios, perdí la práctica de esto —comentó cuando se terminó la botella y cayó sentada sobre mi cama, respirando pesadamente.
—Vamos a buscar a Rose.
Bajamos las escaleras para encontrarla en la cocina, preparando galletas que se olían desde nuestros cuartos. Tarareaba una canción de Phil Collins que sonaba en su tocadiscos mientras sacaba una bandeja del horno.
Brooke me tocó el hombro y me indicó que hiciera silencio, caminó sigilosamente hacia el tocadiscos y levantó la púa del vinilo. Rose volteó hacia la sala, extrañada de que la música se haya detenido y nos vio allí, sonriéndole.
—¡Al fin están aquí! —gritó alegre y dejó la bandeja sobre la encimera para acercarse a nosotros.
Nos abrazó y besó nuestras mejillas. Rose ya sabía que vendríamos el primer fin de semana cada mes como le había dicho el mes pasado. Noté que nos esperaba con el ajedrez preparado y unas tazas de té sobre la mesa. Sonreí al ver la escena pero algo en ella me hizo dar un poco de nostalgia, pensando cómo se sentiría vivir solo. Nosotros no podíamos estar todo el tiempo aquí, ni aunque quisiéramos pero venir cada tanto era lo que podíamos hacer.
—Te extrañé mucho abuela —dijo Brooke siguiéndola a la cocina.
—Yo a ustedes, mis niños. Ahora, ¿quién será el primero en perder? —preguntó sirviendo las galletas en un plato sobre la mesa y sentándose en una de las sillas. Mi hermana abrió la boca pero hablé antes que ella.
—Brooke —contesté poniendo mis manos en sus hombros y guiándola hacia la silla frente a Rose. Ella me miró algo extrañada y levantó una ceja. —Tengo que ir a hablar algo con Jaxon y Wells —mentí, pero ella ya sabía de la carta del Atlas del futuro, así que solo lo dije para no ilusionar a mi abuela.
Mi hermana asintió con la cabeza sonriendo y me guiñó un ojo. Salí de la casa escuchando los pájaros cantar. Hacia mucho calor el día de hoy a pesar de que eran las cuatro de la tarde, el sol se notaba hasta tarde debido a la falta de edificios de la ciudad. Pensé en dónde ir. A su casa, a la tienda, a casa de Destiny o al centro. Era sábado así que la tienda estaría cerrada y considerando el día no debía estar dentro de su casa. Mis opciones fueron Destiny o el centro. Pero algo me dijo que ambas opciones estaban conectadas.
Capricho.
Comencé a caminar hacia el centro, sintiéndome un poco extraño de estar aquí. Había logrado encariñarme con Brown City y sabía que se debía a que era totalmente distinto a mi ciudad. Metí mis manos en los bolsillos, esperando que dejen de temblar por los nervios que me causaba imaginar que estaba por verla, cuando sentí algo allí en mis pantalones.
Saqué lo que había para notar que era mi carta. Es decir, la del futuro. La volví a guardar intentando ignorarla, pero era imposible. Había pasado varias noches preguntándome por qué mi yo del futuro no me dijo cuando era el accidente de Rose. Eso lo habría cambiado todo. Claro que no tenía nada que ver con Zoey. Pero confiaba en que si solo me habló de ella, era más importante. Tal vez el destino de Rose sea morir y no quiso desilusionarme para que siguiera viniendo a verla estos meses hasta que un día no la encontrara. Otra opción que creía es que quizá el volver a estar con Zoey, de alguna forma evita la muerte de Rose, lo que no tenía demasiada lógica pero cuando se trata del tiempo, todo está conectado.
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Nosotros ante todo
Teen FictionZoey Parker es una adolescente viviendo en 1992 pero todo cambia cuando Atlas Reed aparece. Descubrirá que el chico no solo le atrae, sino también que viene del año 2010 y puede viajar en el tiempo. Él tiene una misión que cumplir y es la razón por...