VEINTICINCO

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Es extraño, me siento muy ansiosa por llegar a la escuela. El cuerpo me temblaba por momentos pero no era por miedo, mas bien era como era sensación loca que sucede justo antes de ponerme tan nerviosa porque mi turno de exponer al frente de todos estaba a punto de llegar.

"Es una soleada mañana, ¿no lo crees?", dijo Ten de pronto.

Tal vez, mi tembladera era una señal de su aproximación.
Ahora me imagino como una extraterrestre con mi detección de presencia, vaya tontería la que pasa por mi cabeza.

—Hola —dije, tratando de sonar muy natural.

¿Pero por qué fingir? Nada extraño ha pasado realmente entre nosotros. Si él está súper tranquilo, por qué yo no puedo estarlo también.

—Hola. Es bueno verte, Ellen.

—Sí, lo mismo digo yo.

Sonrió.
¿Por qué?, ¿dije algo gracioso o fui exagerada en cierto punto?
Es raro, él lo es o quizá solamente yo sea la rara ahora.

Intenté acelerar para dejarlo atrás pero la pierna se me adormeció una calle antes de llegar a la escuela y no tuve de otra que ir a su lado de nuevo. Claro, tuve que soportar sus burlas durante el camino restante.
Hasta ayer no dejaba se pensar que Chittaphon era un chico guapo y amable; hoy me retracto, aunque no del todo. Que sea molesto en ocasiones no le quita la belleza, ¿no?

"Hasta que llegas. ¿Sabes cuánto llevamos aquí?", expresó Xiaojun.

Primero Ten y ahora él. Voy a tener un día genial... ya lo creo.

Caminé en silencio hacia él, tal vez, con la expresión más tonta de mi vida porque cuando finalmente me acerqué, soltó una gran carcajada. Es lindo, lindo y estúpido al mismo tiempo.

Me dormí durante los primeros treinta minutos de la clase de geometría, no podía evitarlo, tuve un camino agotador. Reaccioné gracias al pisotazo que me dio Xiaojun mientras trataba de alcanzar su lápiz, el cual había caído y rodado hacia mi lado.
Me dolió un buen rato pero no lo regañé, fue imposible después de haber visto su expresión de borrego de degollado que puso diciendo que no fue su intención.

Cuando el timbre sonó anunciando el receso, Kun y Si Cheng fueron los primeros en salir disparados. Este último, temía que sus preciadas mini galletas volaran en un segundo.
En fin, volvieron casi corriendo al cabo de unos minutos mientras yo intentaba cerrar mi abarrotado casillero.

—¿Qué les sucede? —inquirí.

—Elle, ¿has visto la página donde se publicó sobre tu libreta?

—No, ¿por qué?

—Borraron la noticia y se disculparon diciendo que todo fue un error
—respondió Si Cheng.

—Será que...

Tomé mi celular de inmediato y busqué apresuradamente la última publicación de la página.
Era verdad, en definitiva había todo un
"testamento" disculpándose por lo sucedido.
Mis palabras sí que tocaron a Anette. Me siento tan pero tan bien ahora.
Quise ir y buscarla pero creo que eso no era necesario, había hecho lo que esperaba y lo demás no importaba.

Más tarde, y antes que las clases del día dieran por terminadas, la profesora a cargo empezó a repartir las invitaciones para la fiesta de disfraces que la escuela organizaba anualmente. Estaba ansiosa por asistir ya que años anteriores no pude hacerlo.

—¿De qué nos disfrazaremos ahora que somos 4?

—¿Elle, sí vendrás?

—Sí. Este año no tengo nada pendiente.

—Bien, busquemos algo creativo.

—¿Las super poderosas y mojo jojo?
—opiné.

—¿Tú serías mojo jojo? —cuestionó Xiaojun.

—No.

—Entonces olvídate de eso.

—Ya sé, ¿qué tal Winnie Pooh y sus amigos?

—Deberíamos sacar a Ellen de esto.

—Sí, lo mismo digo yo.

—Vamos chicos, mis ideas son geniales. Ustedes son unos aburridos.

—Sí claro.

—Disfracémonos del otro y ya. Así nos ahorramos disfraz y todo lo demás.

—Vaya, Si Cheng, esa sí que es una idea estupenda.

¿Qué es lo genial en eso? En fin, son tres contra uno. Así esté en contra terminaré perdiendo.

—Que sea sorpresa. De esa manera, será divertido adivinar de quién se trata realmente.

—De acuerdo —dijeron al unísono.

Me disfrazaría de Xiaojun. Será emocionante ver la expresión que pondrá cuando me vea.
Aunque bueno, creo que me estoy anticipando mucho. A penas es martes y la fiesta es el sábado.
Paciencia, Ellen... paciencia.

Quédate Conmigo | TenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora