Lanzo un grito, que es ahogado por la mano de Kenneth, y le doy una manotada en la cara, que apenas hace que voltee el rostro. Me planta contra la cama.
Sigo gritando y tratando de soltarme desesperadamente. ¿Cómo diablos logró entrar? Miro hacia una pared, buscando algo con que ayudarme, viendo la ventana abierta. ¿Ha trepado y entrado por ahí? Desde mañana le pondré tachuelas a la ventana. O le diré a Lucy que duerma en mi habitación. O ambas cosas.
Kenneth suelta un bufido y pone más fuerza en su agarre, dejándome completamente inmovilizada, lo miro aterrada.
-Escúchame.-me dice, hablando sobre mis gritos ahogados.-Solo quiero hablar. Así que, prometo soltarte, y alejarme, si prometes, que no vas a gritar, y me dejarás hablar. ¿Trato?
Estoy a punto de morderle la mano para hacerle entender que se vaya al diablo, pero algo me dice que no servirá de nada. Al fin y al cabo, si lo hago, quizá me noquee, y salga tranquilamente por la ventana, o me mate, y salga tranquilamente por la ventana. Quizá deba atender a su trato y escucharlo. ¿Qué puedo perder? La vida de seguro, no sé qué tan valiosa sea su palabra, pero no sabré nada hasta intentarlo. Asiento, lentamente, dejando de gritar. Solo espero no haberme equivocado.
Kenneth retira su mano con lentitud de mi boca, y yo guardo silencio. Suspira aliviado, y se aleja de mí, soltándome, me siento en la cama, y enciendo la luz, observándolo en la silla de mi escritorio.
-Vine a hacer mi cometido.
Un escalofrío me recorre toda la espalda. ¿Va a matarme? ¿O solo piensa abusar de mí? No le veo una cara de asesino, así que creo que hará lo segundo...o peor. Empuño las manos tensa.
-C.. ¿Cuál es tu cometido?-le pregunto, tratando de sonar natural. Kenneth se levanta y se dirige a la ventana, para cerrarla. Luego se voltea hacia mí, y comienza a caminar.-¿Qué estás haciendo?-no me responde, solo sigue avanzando, me levanto como puedo y retrocedo hasta chocarme con el muro de atrás. Kenneth se pone justo enfrente. El miedo de no saber qué hará me mata, mientras que su aliento se mezcla con el mío, y su cuerpo transmite un calor impresionante. Entonces lo miro a los ojos, y veo sorprendido que son iguales a los míos, castaño brillante, como los de mi padre. Cuando los veo siento una sensación de seguridad, y el miedo que sentí antes, se disipa.
-No tengas miedo.-me susurra Kenneth, y con mucha lentitud me sujeta la mano, con mucha suavidad. Lo observo algo nerviosa, pero sin el miedo de antes. ¿De donde provino tanta paz? ¿Será una especie de hipnosis? Si es algo así, necesito despertar. Quizá ni siquiera pueda gritar después. Kenneth coloca nuestras manos una contra la otra, y con sus dedos, acaricia suavemente la cara inferior de mi muñeca, para luego voltear con mucha lentitud mi mano, colocando mi palma hacia arriba. Al ver mi muñeca, me quedo helada. En ella, hay una marca. Una especie de símbolo, circular como una luna, pero con una especie de arañazo en medio. Es pequeño, y de color de la piel, como si fuera una cicatriz. La cosa es, que yo nunca había visto esa cicatriz. Kenneth sonríe complacido.
-Me alegra haberte encontrado.-me dice, sonriente.-Ahora estás preparada.
Lo miro, confundida, topándome con sus ojos brillantes en la oscuridad.
-No entiendo ¿Qué es esto?-le pregunto
-Es el símbolo del aullido.-me explica, sin dejar de hacer movimientos circulares con su pulgar por encima de la marca.-Nos permite saber quienes son como nosotros, y quienes no.
-¿Como "nosotros"?-le pregunto.-¿Quienes nosotros? ¿Por qué yo tengo este símbolo? ¿Qué es lo que sucede?
Kenneth intenta hablar, pero un sonido nos espanta a ambos, y es el chillido de una niña justo al otro lado del corredor del segundo piso.
-Lucy.-susurro, y salgo corriendo de mi habitación dejando a Kenneth atrás, buscando entrar a la habitación de Lucy. Cuando intento abrir la puerta, está cerrada. Golpeo la puerta.-¡Lucy! ¡Lucy abre la puerta!-le grito, tratando de entrar, pero Lucy solo chilla y llora desesperada.-¡Lu! ¡Lucy!
-¿Lucía?-escucho a Madilyn desde abajo, corriendo para subir los escalones e ir a ver a su hija. Solo escucho como alguien además de Lucy está en la habitación y Lucy llora con más intensidad.
Siento como la frustración me inunda, mientras golpeo con más fuerza la puerta con el fin de romperla, pero sin poder siquiera hacerle un rasguño. Una furia me invade en mi interior, mientras miro a la puerta como un obstáculo para salvar a Lucy, una vida que me importa. Una niña que quiero de verdad. No voy a perder a nadie más.
-No.-aseguro en voz alta, temblando de ira, golpeando la puerta, esta vez logrando hacer una abolladura.-No. Perderé. a nadie. Más!!-digo con cada golpe, hasta que atravieso la puerta de un golpe, haciéndola pedazos. Corro dentro de la habitación y encuentro a Lucy en su cama, debajo de las sabanas llorando, con todo a su alrededor tirado y destrozado, mientras entra aire frío por la ventana, pero no hay nadie más. Enciendo la luz y voy corriendo a la ventana, mirando a la calle, pero no hay nadie alrededor.
-¡Lucía!-dicen los Ventura al entrar a la habitación, yendo a auxiliar a su hija, insistiendo en que salga de las sabanas, y les cuente lo sucedido.
-Había un hombre.-lloriquea, debajo de las sabanas.-Creo que no esperaba que me despertara. Me vio...y soltó un gruñido...y empezó a destruir mis cosas, enfurecido...y...gritaba....y yo solo...yo...-se interrumpe en llanto, y sus padres se sientan a su lado y la abrazan sobre las sabanas, susurrándole cosas tranquilizadoras, mientras yo reviso su armario, debajo de la cama, detrás de las cortinas, en todo lugar posible, pero no encuentro a nadie.
Voy corriendo a buscar a Kenneth a mi cuarto, furiosa. Él tiene que estar detrás de esto. No puede ser una coincidencia que ambos hombres hayan entrado la misma noche a mi casa. Pero ¿Qué es lo que quieren de Lucy?
Al llegar, preparándome para exigirle a Kenneth una explicación, encuentro mi habitación vacía. ¿Cómo se fue tan rápido? no encuentro ni rastro de su visita, y se ha tomado la molestia de cerrar la ventana al salir. Que amable de su parte. Al final, Lucy termina durmiendo conmigo esa noche, luego de una infusión para dormir casera que le preparo para que se calme y duerma tranquila. Acostada, con Lucy dormida en mi pecho, pienso en lo todo lo que pasó en la noche.
Miro la cicatriz de mi muñeca, con el símbolo del aullido, como lo llamó Kenneth. Hace un par de minutos. ¿Cómo le hice para romper la puerta? yo nunca he sido tan fuerte. Ni siquiera puedo abrir una botella de soda nueva, ni puedo abrir empaques de cierre muy justo. ¿Y de repente vengo y rompo una puerta de madera? No lo entiendo. ¿Podría ser algo del símbolo? Pero es que ¿Cómo un símbolo va a provocar tanto?
¿Podría ser que Kenneth me haya drogado en algún momento de la noche? No recuerdo haber sentido ningún pinchazo de parte de Kenneth, pero tampoco sentí que me haya dibujado ese símbolo. Ni siquiera tinta. He intentado lavarlo pero no puedo hacerlo, y su textura es la de una cicatriz. Otra cosa que me asombra, es que Lucy estaba viendo que me miraba la muñeca a cada rato, y cuando le dije que creí haberme lastimado, me miró la muñeca, y me dijo que la veía normal. No vio el símbolo. ¿Será que solo Kenneth y yo podemos verlo?
O ¿también hay otras personas que pueden hacerlo? Si hay otras personas ¿Quiénes son? ¿Por qué yo soy alguien que porta el símbolo? ¿Qué es lo que quiere Kenneth?
Las dudas se van juntando en mi cabeza, mientras observo a la nada, y poco a poco me deslizo a descansar por el agotamiento.
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El aullido
FantasyTara Rogers de 14 años de edad vive una vida de adolescente con problemas bastante complicados. Aunque ella vive feliz a pesar de sus problemas junto a sus amigos, siente que su vida no se limita a eso y nada más. Un día, Kenneth Sloan de 17 años ll...