La fiebre del 11

128 19 1
                                    

-¡Joder!-grita Sam, apenas termino de narrar lo que pasó anoche, omitiendo que Kenneth estuvo en mi casa. No creo que tenga importancia, sobre todo si les digo el por qué de su visita.-¿Tu hermana está bien?

Suspiro, cansada.

-Si, Lucy está bien.-le respondo, tomando como respaldo el árbol donde siempre estamos en el patio.-Quedó muy asustada, pero no está herida. Parece que la persona que se haya colado por su habitación no le hizo daño.

-¿Lograron atrapar al culpable?.-me pregunta Elvira, mirándome angustiada mientras me sujeta la mano con fuerza, dándome una sensación reconfortante. Niego con la cabeza.

-No. Los Ventura llamaron a la policía pero no encontraron a nadie.-les digo.-Ahora mismo Madilyn fue de compras con Lucy para que se distraiga un poco, mientras que Patrick repara la puerta destrozada...

-¿Destruyeron la puerta?-me interrumpe Sam, atónito.-Joder, que pasada.

Estoy a punto de decirle que fui yo quien la había destrozado, cuando una chica se nos acerca, sonriendo con picardía.

-Hola, niñas.-nos dice ella, dirigiéndose a Elvira y a mí. La miro con fastidio. Solo porque seamos de un grado menor, no significa que seamos unas niñas. Es un año de diferencia, amor. Aprende a contar.-Hola, guapo.

Se agacha sobre Sam y comienza a besarlo con mucho descaro. Elvira se pone roja de forma muy violenta, mientras mira hacia abajo. No es ningún secreto que este tipo de cosas incomodan a Elvira, sobre todo porque siempre ha fantaseado con tener momentos románticos con su novio inexistente. Me aclaro la voz para auxiliar a mi amiga y Sam entienda que no es el momento, ni el lugar.

Por suerte, Sam lo entiende, y frena el beso, pero la chica se sienta a su lado y se recuesta en su hombro. Puaj.

-No quiero que te ofendas.-le digo, tratando de sonreír de forma tímida y no descarada, y tratando de decir en una indirecta: QUE SE LARGUE.-Pero estamos hablando temas que son algo privados...

-No vine a para quedarme mucho tiempo.-me corta.-Solo quería venir a saludar a "mi novio". Ya me voy, no te preocupes. No me interesan tus temas algo privados.

Se despidió de Sam con un beso igual de descarado que el primero, y se fue. Sam suspira muy tranquilo, tirándose al piso, mientras que Elvira recuesta su cabeza en mi regazo, y yo lo fulmino con la mirada.

- ¿Qué?-me dice, tranquilo de la vida.

-No era necesaria tanta lengua, ¿sabes?-le digo, acariciando la cabeza de Elvira, que está más colorada que un tomate.

-Claro que si. Eso le da el sazón.-me dice, haciendo que haga una expresión de repugnancia. Jamás usaría la palabra "sazón" en este tipo de temas. Usaría más el toque, o aumenta la intensidad o...no lo sé. Algo más. O bueno, yo no puedo hablar, ya que jamás he tenido pareja.

-....fue Kenneth.-murmura Elvira, recostada en mi regazo.

-¿Qué?-preguntamos Sam y yo, haciendo que ella se levante.

-Piénsenlo.-me dice.-Kenneth está en último año. La gente de último año tienen el orgullo y el ego muy alto. Harían cualquier estupidez para verse superiores, más de lo que se creen. Tiene la fiebre del 11.

En mi escuela, los grados están divididos por tres fases: Preprimaria, Primaria, y secundaria. Preprimaria es para los niños entre los 1 a 6 años. Primaria para los niños entre 7 a 12 años. Y Secundaria para los jóvenes de 13 a 17 años. En Secundaria hay 5 grados. Séptimo o primero básico, Octavo o segundo básico, Noveno o tercero básico, Décimo o cuarto bachillerato, y Onceavo o quinto bachillerato. Onceavo, o quinto bachillerato, es el último año antes de la Universidad, por lo que los alumnos que pasan por ese grado, se contagian de una epidemia llamada fiebre del 11. La fiebre del 11 consiste en que los estudiantes de último año se sienten superiores sobre toda la gente de la escuela. Prácticamente Dioses, por lo que no son molestados por nadie.

El aullidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora