Donde Yang Jeongin intenta descubrir por qué esos ocho chicos de su universidad se odian tanto después de conocer a cada uno de ellos, al mismo tiempo que se abren las puertas de su pasado y se descubre a él mismo.
- "Hyung, no entiendo porque ellos...
—Entonces, concluimos que tenemos menos de una semana para planear el cumpleaños de Jeongin —explicó Chan viendo al resto de los chicos asentir mientras tomaba un marcador para escribir en la pizarra—. ¿Qué más se necesita para planear una fiesta? —Jisung levantó la mano y Chan lo señaló.
—Comida. —El australiano mayor escribió lo dicho en la pizarra—. Yo me encargo, soy un experto en esto.
—Un pastel —dijo Changbin viendo como Chan también escribía eso—. Jisung...
—Sí, yo también me encargo, ¡pero solo! No quiero que la cocina de mi habitación explote.
—¿Qué clase de fiesta será? Una de las que se salen de control o algo más privado —cuestionó Minho.
—Piensa en Jeongin —le dijo Chan.
—Privado, entonces.
—¿Ivitados? —habló Seungmin—. ¿Conocen a los amigos de Jeongin además de nosotros?
—¿Qué hay de sus familiares?, ¿con cuál de las dos familias planearemos esto? —soltó Felix sin pensar, haciendo que el resto de los chicos voltearan hacia el curiosos.
El peliblanco observó todas las miradas, a Hyunjin con su mano en su frente, y a Changbin nervioso. Cayó en cuenta que había abierto la boca de más.
—No sabía que los padres de Jeongin estaban divorciados —supuso Seungmin mirando al australiano con una ceja arqueada.
En ese momento el timbre sonó indicando el fin del receso, por lo que los chicos debían desocupar el salón de música y regresar a sus facultades correspondientes.
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—Jeongin. —Hyunjin llamó la atención del nombrado una vez entró a la habitación. El peliazul lo miró desde su cama—. ¿Has pensado en contarle a los chicos acerca de tu situación? —cuestionó dejando varias cajas en el suelo mientras lo miraba fijamente.
—Muchas veces... pero nunca encuentro la forma o el momento de hacerlo. Ni si quiera termino de asimilar todo.
En ese mometo, entró Felix aventando una caja que cargaba al suelo, para luego, soltar un sonoro suspiro de cansancio.
—Gracias por ayudarme con las cosas que pedí —agradeció Lee al mayor intentando recuperar el aire.
—¿Qué pediste? —cuestionó el menor muy curioso observando las cajas de su amigo.
—A-ah, ya sabes... cosas. Telas, cintas, decoraciones, adornos para fiest-
—Jeongin, acompáñame a la cafetería —pidió Hyunjin, solo para evitar que el australiano siguiera hablando.
—Pero estoy cansado... —se quejó con un puchero en los labios.
—Entonces te llevo cargando. —El menor sonrió sastifecho extendiendo sus brazos hacia el más alto, quien seguido lo levantó de la cama como si se tratara de un bebé.
