Dos princesas tienen el mismo derecho de heredar aquel reino que su padre una vez les prometió, pero al final sólo una lo hará.
Al morir su padre, ellas deben reclamar su trono, pero que tengan el mismo derecho las lleva a una discordia, el reino se...
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Estamos en la recta donde nos quedamos, tal vez publique el siguiente capitulo antes de que termine la semana, estoy emocionada porque por fin sepan que sigue después de esto *u*
Feliz cumpleaños hermana
Cuando tuve la edad de tomar decisiones por mí misma le pedí a mi madre que me dejara re decorar mi habitación. Siempre odié verla tan colorida y llena de luz.
Nos tomo una semana cambiar el color de los muebles, las cortinas y el tono de las paredes. Mi madre y yo habíamos acordado desde el inicio que mi habitación tendría una combinación de azul, gris y negro. Y mis accesorios serían de un morado, azul y rojo metálico.
Arianna se burló de mí durante todo el proceso, no dejaba de criticar mis gustos "poco femeninos". Un día me cansé y le dije que los colores no definían un sexo y que estaba bien tener gustos diferentes a los de ella, que no debía gustarme los colores pastel para sentirme una niña. Desde ese día dejó de molestarme.
Ahora que estoy por última vez en ella me parece melancólica con tanta oscuridad. Toco el atuendo sobre mi cama, al menos escogieron algo propio de mí. El atuendo es rojo sinónimo de muerte y el negro de luto, perfecto para la ocasión.
Me tomo el tiempo para recorrer cada centímetro de mi cuarto, desde mi armario hasta el pequeño librero a un lado de la puerta, me pregunto qué pasará con el cuando muera.
Me resigno antes de que la tristeza me gane y me ponga a llorar, no tengo tanto tiempo para eso. Después de tomar mi última ducha, examinar mi herida y limpiarla, me pongo el atuendo. La parte difícil son las mangas, mi brazo aún está herido y me duele demasiado pasar la prenda pero al final lo logro.
Me veo el espejo de cuerpo completo, se ciñe muy bien a mi cuerpo, es increíble que sea la última cosa que usaré en mi vida. Me pongo las botas y me trenzo el pelo como mi madre solía hacerlo. Tomo el collar que mi padre me regaló hace algunos años, el mismo que le regaló a Arianna, los ojos se me nublan al pensar en él y en todas esas personas que me creen culpable pero no solo eso, el rostro de mi padre suplicándome por su vida remplaza todos los buenos momentos a los que me he aferrado. Disipo las lágrimas. Ya no puedo seguir llorando.
─Se acabo tu tiempo ─Rognak entra sin avisar─. Levántate.
Hago lo que me dice y salgo sin mediar palabra. Afuera, miro un segundo a un lado justo al lugar donde Max siempre estaba listo para cuando yo salía.
─Te veo pronto ─susurro solo para mí.
Rognak me pone unas placas en las muñecas que me inmovilizan de manera brutal antes de continuar con el camino. Una vez listos alzo la mirada y comienzo mi camino seguida de dos guardias y Rognak.
Al llegar a la salida, el sol está en su punto más fuerte y de alguna manera su calor me reconforta.
Seguimos caminando unos metros más hasta llegar al lugar, necesito detenerme un poco, todo está siendo muy opresivo pero Rognak vuelve a empujarme para que siga caminando y eso hago. Me guían hasta una enorme sala techada con vidrio solar y con sus paredes completamente blancas, en el centro un pequeño cuadro rojo con cadenas enterradas en el piso que suben por los costados de una enorme silla del mismo color.